1547. Viernes, 29 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo séptimo: “Todo es posible, a menos que no lo sea. (Proverbio italiano)

No soy yo muy aficionado a la moda de tatuajes, piercings y/o demás mutilaciones corporales, pero tal y como están las cosas por esos mundos de dios, colocarse -es un suponer- una argolla en el pene, no deja de ser un juego de niños si lo comparamos con ciertas aficiones a las que parecen estar abonados por otras latitudes.

Cierta tribu aborigen australiana, adoradores ellos de un dios que se presenta bajo la forma de un lagarto, tienen la costumbre de dividir el pene de sus miembros por la mitad, desde el glande hasta la base, para que su falo se parezca lo más posible al de su ídolo.

Un ídolo que, como buen saurio que se supone que es, tiene dos penes, como la mayoría de estos simpáticos animalitos, por aquello de las dificultades que tendrían para la penetración debido a su rígida cola si sólo tuvieran uno.

Alguien debería decirle a estos simpáticos australianos que "dos" suele ser la suma de "uno" más "uno", pero nunca de "uno" partido a la mitad. De todas formas dos a la vez tienen que tener su encanto.

Supongo.

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1546. Jueves, 28 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo sexto: "Aquí yace Ezekial Aikle muerto a la edad de 102 años. Los buenos siempre mueren jóvenes." (Epitafio en una tumba del cementerio de East Dalhousie, Nueva Escocia)

No debe de ser fácil decir algo ocurrente, algo original –y mucho menos divertido- cuando estás viendo que una señora de negro te está rondando. Sin embargo, hay quien ni en momentos tan apurados es capaz de sacar a relucir su ironía sin perder el sentido del humor.

A algunos les sale la vena dramática, como a la poetisa estadounidense Emily Dickinson susurrando “..la niebla está subiendo”; y a otros les da por protestar por lo inconveniente del momento en que la parca les hace la visita, como Arquímedes gritando: “!Espere hasta que haya solucionado el problema!”.

Los hay que se sienten aliviados, como la actriz Ethel Barrymore pronunciando en el lecho de muerte: “me da igual morirme, soy feliz”; y los que expresan deseos mundanos, como el dramaturgo Anton Chejov cuando -en tan final situación- lo único que se lke ocurrió decir fue: "pues hace mucho que no tomo champán”. Las hay desde lo más despistado, Diana de Gales diciendo “Dios mío, ¿qué ha pasado?”, hasta aquellos que lo tienen más claro que el agua, John Lennon diciendo: “me han disparado”.

Aunque pocos tan oportunos para decir una buena última frase como John F. Kennedy el día que lo asesinaron en Dallas cuando, respondiendo a la afirmación de la esposa del Gobernador de Texas: ”no podrá decir que Dallas no lo quiere...” pronunció, mientras recibía un disparo, el famoso “es obvio”.

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1545. Miércoles, 27 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo quincuagésimo segundo: “Soy pobre pero tengo una vida muy digna, nunca pido favores, sólo pido dinero. Miguel Ángel p. 34 años, parado)

¿Alguien podía solucionarme una duda que me corroe y que no me atrevo a preguntar?

En mis tiempos no había, pero sé que ahora dan educación sexual en los colegios; imagino que les pondrán deberes y -supongo- que lo más lógico es llegar a casa y que tu padre o tu madre te ayuden a hacerlos. ¿Es así?

Y ya que estamos: ¿hay trabajos en grupo en esa asignatura? ¿Se hacen prácticas? ¿Puedes elegir compañeros? ¿Te hacen examen? ¿Si te suspenden tienes que repetir? ¿Cuántas veces?

Tantas dudas y tan poco tiempo.

1544. Martes, 26 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo cuarto: "Vale, mi zanahoria es la más pequeña, pero no está nada mal para un conejo animado" (Bugs Bunny, 1940; conejo)

Dice una encuesta hecha por una marca de detergente que la media de manchas a lavar cada vez que uno pone la lavadora -al menos en esta parte del mundo civilizado, es de catorce. Y que mientras en Epaña la mayoría son de vino, en Inglaterra la mancha nacional es la de té. Muchas manchas me parecen a mí, aunque también es verdad que lo primero que hace la ropa limpia cuando te la pones, sobre todo si es blanca, es convertirse en un agujero negro atrapamanchas.

Al final va a tener razón el Juanfe, soltero él, cuando mantiene la curiosa teoría de que la mejor manera de que no te caigan manchas encima es tenerlas ya puestas, que es precisamente la grasa adherida y seca a cualquier pantalón, camisa, cazuela, plato o pared, la que impide que otra mancha venga y se quede pegada.

Siempre, eso sí, que la susodicha capa de grasa esté bien seca, claro.

Además lo de la limpieza es, como casi todo, muy relativo, y siempre está relacionada con la cosa cultural; al fin y al cabo la mayoría de las mujeres se ponen histéricas cuando ven pelos de perro en un sofá, pero acarician esos mismos pelos cuando forman parte de su chaquetón de zorro.

Y no sé, pero me da a mi la sensación de que la mayoría de los susodichos pelos del abrigo andan más cerca del perro que de cualquier otro bicho peludo que dicen haberles vendido.




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1543. Lunes, 25 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo tercero: "Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres porque los adivinan" (Teresa de Cepeda y Ahumada, 1515-1582, escritora española)

Parece que después de muchas semanas corriendo el agua por las calles y sonando, a lo lejos, las sirenas, ha dejado de llover. Tras la tempestad, se diría que recuperamos, con cierto alivio, el mundo de siempre renovado y limpio. Y sin embargo, nada vuelve a ser como antes: se ha mojado el libro en la mesita, hay una gotera justo encima de la tele y bajo los ladrillos mojados, en algún lugar inencontrable de la fachada, un cortocircuito impide enchufar el ordenador al único sitio al que llegaba el cable sin tener que acoplarle unos cuantos enchufes del todoacien.

En estos tiempos alarmistas y asépticos, las lluvias de invierno se perciben por los colores de la alerta y el número de litros caídos por metrocuadrado. Es la vida, en todo caso, un libro no escrito cuyos renglones leemos sólo cuando ya no hay forma de borrarlos.

Me quedo con la percepción de niño, cuando aguardábamos el chaparrón para levantar presas en las cunetas, para meter despreocupadamente los pies en los charcos.

Es lunes, tengo sueño y me he puesto algo nostálgico. Mala combinación. Muy mala.

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1542. Viernes, 22 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo segundo: “Liposucción: bonito nombre para llamarle al francés de toda la vida" (Francisco P. 46 años, médico)

A partir del siglo VII (y durante algunos siglos más después), los chinos pensaban que si un hombre lograba hacer el amor con 93 mujeres se le concedería el don de la vida eterna… siempre y cuando controlara su eyaculación las 93 veces.

Teniendo en cuenta que no somos nadie para dudar lo más mínimo sobre las enseñanzas de tan milenaria cultura... parece que, al menos por ahora, nadie ha podido controlarse tanto. Y eso a pesar del apetecible premio.

Y ya que en un día tan propicio –los viernes son siempre días propicios para cualquier cosa- voy a hacer una modesta demostración de una capacidad que he poseído desde siempre pero que hasta ahora este humilde peluche no había contado: adivino cosas.

Cualquier puede participar. Basta que cerréis los ojos penséis un color, cualquier color, durante quince segundos sin cruzar las piernas -siempre había querido decir eso- mientras yo capto vuestros pensamientos por medio de un áurea cosmogónica mística. Después de los quince segundos decid el color en voz alta y comprobareis que coinciden con alguno de los que aparecen en el siguiente dibujo, dibujo que es una fotografía exacta de mi mente en el momento justo de la adivinación:

¿A que está ahí el que habíais pensado?

Normal, no he fallado nunca.

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1541. Jueves, 21 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo primero: "Hay muy pocos monstruos que garanticen los miedos que les tenemos". (André Gide, 1869 - 1951; escritor francés)

El niño se da contra la mesa, grita, llora, llega la madre lo abraza, lo besa y empieza a decir, mesa mala que le pega al nene al niño, mesa tonta toma, toma, toma, para que no vuelvas a pegar al niño.

A partir de ahí lo que no sé es como se atreven a entrar los niños en la habitación teniendo en ella una mesa que es peor que el hombre del saco con la cara de Freddy Kruger.



... limpieza

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1540. Miércoles, 20 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo: "Hay ladrones a los que no se les castiga a pesar de que nos roban lo más preciado: tiempo" (Napoleón Bonaparte, 1769- 1821; gobernante francés)

Ya lo decía Sara Montiel cuando en la boda con su -por ahora- último marido -bastantes años más joven-, le preguntaban el por qué si siempre le habían gustado los hombres más mayores que ella esta vez se había "enamorado" de alguien mucho menor. "Verán", dijo poniendo su habitual cara de la muñeca pepona abuela de Mariquita Pérez, "es muy fácil de explicar, a mi edad ya me resulta imposible encontrarlos más mayores... salvo en el cementerio".

Laboralmente empiezo a estar en la misma situación. Con la edad que uno tiene ya, resulta lógico que la nueva responsable del nuevo departamento de nueva creación -sin nombre ni función conocida- tenga menos años que yo. Y antes de seguir hay que dejar claro que, por supuesto, el que no se sepa para qué va a servir el susodicho departamento es tan anecdótico como que la señorita en cuestión sea hermana de la amante del jefe que más manda. Que, por más que les guste hablar a las lenguas de doble filo, todos sabemos que la vida tiene esas casualidades.

De todas formas -y como la gente es muy mala- yo que ella tendría cuidado… la competencia. especialmente entre las féminas es muy dura y auqnue tenga sus "encantos" -o más bien los tenga su hermana- más sabe el diablo por viejo que por diablo.
- Un granjero compra un gallo joven para el corral. El animal entra en la granja y camina altivo hasta el gallo viejo y le dice: "llegó la hora de retirarte". El viejo le contesta "no vas a poder con todas estás gallinas, déjame al menos un par". Pero el joven le replica: "Piérdete, ahora mando yo". El viejo le propone: "Vamos a echar una carrera por la finca. El que gane se queda con el gallinero". El joven se echa a reír: "Sabes que vas a perder, pero te voy a dar ventaja". El gallo viejo arranca a correr y 20 segundos después sale el joven . Rodean la casa y a pesar de la ventaja inicial, cada vez están más cerca uno de otro. Ya está a un metro del viejo y se acerca más y más. Mientras tanto, el granjero, sentado en el portal, ve a los dos gallos corriendo. Agarra la escopeta y -¡pamm!- dispara al gallo joven y lo hace trizas. El granjero sacude la cabeza y dice: "Jo. Qué mala suerte la mía. Es el tercer gallo maricón que compro este mes".

... lejía

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1539. Martes, 19 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo noveno: “El juego cumple una alta misión moral. Sirve para arruinar idiotas. (Santiago Rusiñol, 1861-1931; escritor español)

Abres el portal todo lo rápido que puedes… que para eso has visto detrás de ti a la vieja del tercero acelerando el paso. A las viejas del tercero, a todas las viejas en general, la posibilidad de poder subir contigo en el ascensor se convierte en el mejor bálsamo de Fierabrás, un bálsamo que transforma sus normalmente cansadas piernas en la envidia de cualquier atleta etiope. Saben además que, pase lo que pase, cuentan con una gran ventaja: cuando llegues el ascensor nunca estará en el bajo. Lo llamas impaciente, baja, baja, está bajando, no acaba de bajar, taconeas o punteas intranquilo para acelerar el proceso (!cómo si por eso fuera a bajar más rápido!) pero al final ellas siempre ganan...

Son sólo tres pisos, pero las batallitas -concentradas- que son capaces de contarte en tan corto itinerario te dejarán marcado de por vida.

Benditas escaleras... y maldita educación.

... cambiarse de chaqueta

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1538. Lunes, 18 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo octavo: "Hay tantas leyes, que nadie está seguro de no ser colgado" (Napoleón Bonaparte, 1769 - 1821; militar y gobernante francés)

Me preocupo por la (sobre todo mi) salud. No fumo, el único alcohol que he probado en mi vida ha sido el que traen de relleno algunos bombones y (muy a pesar mío) soy monógamo, (vale, más por obligación que por devoción, pero lo que cuenta en este caso es el resultado)

Bueno, pues aún así cada vez que vengo al trabajo, es decir cada día de lunes a viernes, resulta que estoy sometido a un montón de circunstancias que me ponen en peligro. Y ya sabemos que la salud es lo primero

Fotocopiadoras, ordenadores, luces fluorescentes, pinturas de la pared, faxes y un largo e interminable rosario de aparatos que emiten radiaciones son los que me rodean. El resultado: futuro sufridor de depresiones, irritabilidades, dolores de cabeza, fatiga ocular, alergias, sarpullidos, mareos, cansancios crónicos, problemas digestivos, y hasta cánceres. Y no es ninguna broma, que está todo demostrado científicamente.

Teniendo en cuenta que ya sólo el hecho de venir a trabajar supone una misión de muy alto riesgo...¿es o no tanto peligro motivo suficiente para que me concedan la baja automáticamente?

Pues hay quien aún lo duda. Y es que hay gente muy mala.

... patines

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1537. Viernes, 15 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo séptimo: "Tenía una eyaculación tan precoz que en las películas porno solo podía rodar un corto" (José A. 36 años, productor de cine)

Cuando establecemos la tan habitual comparación entre una señorita sexualmente promiscua y una gallina, estamos cometiendo un doble error. Primero con la mujer, que, por muy ramera que sea (y salvo que ejerza de de tal en una forma profesional, algo totalmente legítimo) rara vez cobrará por acostarse con distintos hombres.

Al menos en metálico.

Y por otro con las gallinas, las cuales, y a pesar de su mal ganada fama de furcias, poseen una moral sexual cercana a la monogamia.

Si en un gallinero hay alguien crápula, disoluto y disipado, es el gallo, no ellas.

Por ello me sumo a la propuesta que circula por ahí poniendo las cosas en su sitio: las gallinas, igual que no son consejeras autonómicas, carpinteras o ministras, tampoco son putas. Y si algún animal de bellota jurásico sigue empeñado en insultar a una mujer, que lo haga usando otros bichos mucho más depravados y peligrosos que las pobres gallinas. Que haberlos haylos...

Cualquier mosquita muerta, por ejemplo.

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1536. Jueves, 14 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo sexto: "Las cosas suaves siempre penetran en las cosas duras" (Proverbio chino)

Con vistas a las próximas vacaciones (quien tiene hambre con pan sueña) se pueden encontrar cosas entretenidas. Escapadita unos días por Papúa Nueva Guinea, los suficientes como para podernos "empapar" de la cultura milenaria de sus pueblos y participar de forma plena en algunos de sus ancestrales ritos.

La mayoría de las tribus de la zona creen que los hombres son hombres por su semen y que la mejor forma de obtenerlo es succionarlo de alguien que disponga de reservas del mismo, especialmente si es extranjero. Consecuencia de tan "emprendedora" forma de pensamiento: la felación como un ritual que los nativos se empeñan en practicar con los visitantes a la mínima ocasión.

Como destino especialmente recomendado convendría destacar una visita, cultural por supuesto, a la tribu de los Sambias aunque sólo sea para impregnarse de su especial y complejo "ciclo de iniciación". Al llegar a la pubertad, los adolescentes sambias son separados de sus madres para ser llevados a una especie de poblado "alternativo" en el que vivirán todos juntos hasta cumplir los 25 años, edad ésta en la que deberán casarse y tener hijos demostrando así que han alcanzado la virilidad.

La organización en esta convivencia es simple. Durante sus primeros siete años los más pequeños realizan continuas felaciones a sus mayores (cuantas más veces al día, mejor) y, muy especialmente, a todos los que tengan el detalle de hacerles una visita. Piensan que tragar semen es la única manera de llegar a ser un hombre

Después de esos primeros siete años y hasta que cumplan los 25 y se casen, serán ellos los que, en un gesto de generosidad que les honra, se conviertan en los "dadores" capaces de convertir a la nueva generación en unos verdaderos sambias.

Voy a sacar un billete.

... ojos de lince

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1533. Miércoles, 13 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo tercero: “La canción original no decía "lalala", lo que pasó es que a Masiel se le olvidó la letra” (Abel Requejo, 34 años, músico)

Una de las señales inequívocas de mi entrada -sin remedio- en la edad talluda ha sido ver como un par de amigos de mi misma quinta han decidido cambiar su habitual footing dominguero por unas partidas semanales de golf. O eso me han dicho.

A mí, que ya me he definido varias veces (más de mil quinientos capítulos acaban pasando factura de repetición) como hombre sedentario y sedante, un caballero de respetable edad corriendo al trote ya me parecía un espectáculo irresistiblemente penoso. Pero contemplar como los mismos pasean con un carrito, unos palos y algún cómplice por la verde pista entre dos hoyos del campo de golf me parece directamente una soberana gilipollez.

El juego es muy propio de la terquedad y la carencia de imaginación de los ingleses. Colocar una bolita artificial, bastante cara, sobre otra natural millones de veces mayor y obstinarse en golpear a la pequeña sin rozar a la grande es tarea, por lo visto, apasionante, aunque inútil.

¿Puede haber mayor señal de caducidad que tener la misma edad que un jugador de golf? Todo va encajando: soy viejo.

... mercedes

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1534. Martes, 12 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo cuarto: "Tan a destiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado" (William Shakespeare, 1564 - 1616; dramaturgo inglés)

Toca -otra vez- inmersión absurda en la rutina laboral. Calma, mucha calma. Hagamos lo justo (lo justo siempre es bueno) y seamos comedidos, que, aunque nos han vendido la pereza como un pecado capital, -si no sufres no estás bien visto- debemos seguir reivindicando el buen nombre de los vagos, al fin y al cabo los verdaderos impulsores del actual avance de la humanidad.

¿Qué hay de malo en descansar todo lo posible permitiendo a los que verdaderamente valen que terminen el trabajo sin causarles molestias? (aunque solo sea porque se han aburrido de esperar a que tú lo hagas). ¿Qué hay de malo en no dar el 100%, si con el 50% es suficiente y además te permite estar descansado?

Durante la carrera tuve un profesor que siempre decía que hacer las cosas deprisa era totalmente incompatible con hacerlas bien, que para ser responsables uno se tenía que fijar, si lo hacías rápido no podías fijarte en esos pequeños, pero importantes detalles. Y cada vez que nos soltaba el discurso ponía de ejemplo la misma historia:

Un profesor de Anatomía Patológica da a sus estudiantes la primera clase sobre autopsias:

"- Para hacer bien una autopsia hay dos cosas básicas: primero, no tener repugnancia".

Dicho eso, el profesor mete un dedo en el ano del muerto y luego lo chupa. A continuación pide a sus alumnos que hagan lo mismo. Tras un silencio temeroso, comienzan a obedecer. Al final el profesor prosigue:

"- El segundo elemento es ser muy observador. Yo metí el dedo anular, pero me chupe el índice."

Las prisas son malas, muy malas. Y en cuestiones laborales, más.

... piratas y corsarios

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1533. Lunes, 11 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo tercero: "¡Clamé al cielo y no meo yo!" (Ramón A., 68 años, prostático)

Resulta casi imposible generar ilusión y grandes expectativas cuando la necesidad aprieta más de lo deseable, cuando el túnel todavía es un lugar oscuro, cuando los números no encajan o los espacios se esfuman a falta de trabajo o vida que los mejoren. Pero desde luego resulta más comprometido, más responsable y más valiente -mucho más valiente-, mirar de frente una realidad adversa que hacer castillos en el aire con el desánimo. Hoy, lunes, comienza de verdad enero y su cuesta. En la línea -siempre tan práctica- de "tantos hombres y tan poco tiempo", un consejo para poder aguantarla con un mínimo de dignidad: imitar a la cucaracha.

Ya sé que suena raro, sin embargo hay casos en los que conviene dejar a un lado cualquier prejuicio y enfocar las cosas de otra manera; basta recordar uno de los lemas de esta casa: hasta para el más desalmado padre cucaracho, su hija cucarachita le parecerá guapa.

Primera conducta a imitar: consumir lo mínimo. Debido a sus hábitos esquivos y su carácter omnívoro estos simpáticos animalitos son capaces de sobrevivir hasta una semana alimentándose sólo del pegamento de un sello. No se trata de que a partir de ahora hagamos la compra en un estanco, pero después de las navidades quien más y quien menos tiene reservas para tirar unos cuantos meses.

Segunda y más importante: no derrochar más energía de la necesaria. Las cucarachas se pasan tres cuartas partes de su vida tranquilamente ocultas; por cada cucaracha que se ve hay otras 75 escondidas.

Ellas sólo gastan lo imprescindible y nosotros haremos lo mismo, especialmente en todo lo que tenga que ver con las actividades laborales, verdaderas causantes del desmesurado y generalmente inútil, gasto, de ya nuestras menguadas fuerzas en estas épocas.

Afrontemos la cuesta de enero. Seamos cucarachas.

... vasectomías

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1532. Viernes, 8 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo segundo: "Para evitar tener hijos lo mejor es acostarte con tu cuñada, así sólo tendrás sobrinos". (Pedro G, 23 años; estudiante)

No, no todos los estudios importantes, o al menos aquellos capaces de establecer datos prácticos y verdaderamente importantes para el avance de la humanidad se hacen en los EE.UU., hay países mucho más modestos en los que también se aprovecha el dinero de los contribuyentes para realizar trascendentales informes cuyas consecuencias pueden llegar a cambiar el rumbo de la historia. Si ir más lejos, un grupo de científicos griegos acaban de descubrir la relación entre el tamaño del dedo índice y el tamaño del pene.

En su estudio compararon la media del pene de 52 hombres, de entre 19 y 38 años, con otras medidas como la estatura, el peso, la masa corporal y la longitud del dedo índice, comprobando, entre asombrados y afectados (especialmente alguno de ellos) que pene e índice marcaban parámetros similares.

A partir de ahora nada de mirar a los ojos: directamente al dedo. Mucho más práctico y hasta con aval científico... que siempre vende más.

Hasta el lunes pues.

... más "historias extra-ordinarias"

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1531. Jueves, 7 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo: “La inmortalidad es el anhelo de millones de personas que no saben qué hacer con ellos mismos una tarde de domingo" (Susan Ertz, 54 años, novelista estadounidense)

Que a lo largo de la historia el matrimonio como institución sólo ha sido tomado en serio por aquellos que ya se encargaban antes de blindarse contra él (y no es cuestión de señalar) da buena muestra el pueblo egipcio que, con un montón de dioses a cual más elegante, delgado y guapo (aunque a veces se les fuera un poco la olla poniéndoles cabezas de animales) eligieron como dios del matrimonio a Bes, un tipo grotesco, patituerto, enano, ventrudo y más feo que Picio, que pasó a ser el encargado de bendecir todas las bodas de la época, unas bodas que -de acuerdo con la moda que se estilaba por aquel entonces- acostumbraba a realizarse entre hermanos. Bien es verdad que no solían ser hermanos de padre y madre, pero tan cercano parentesco a la hora de unirse los contrayentes daba lugar a curiosos embrollos familiares como el que le pasó a un fabricante de vasijas de Abydos llamado Merneptah, un hombre muy popular entre sus vecinos.

Merneptah, primo del Faraón por parte de madre, aunque también sobrino político y nietos ambos de abuelos consangíneos, estaba casado con su hermana de padre, que era a la vez sobrina de su madre (una de esas sobrinas de las que siempre se dice que no se sabe a quién habrá salido, pero se sabe perfectamente aunque no se pueda decir). Esta madre, a su vez, era nieta de su tío, prima de su suegro y tía de su cuñada, casada, por cierto, con un tal Nakimithu, que era pariente de no se sabe quién, aunque se sospechaba lo peor. Con lo que resultaba que su hijo era sobrino del abuelo de la madre, tío de su abuela (frívola shardana de Shardania, de quien se contaban cosas tremendas) por el segundo matrimonio de su tía con el padre del marido de una cuñada (individuo dócil y complaciente a quien se le atribuían injustamente parentescos inconfesables). Con todo lo cual resulta que la madre de Merneptah estuvo a punto de ser abuela de su marido si no hubiera sido por haber muerto antes de que se consumara el parentesco, lo que produjo serios trastornos en la familia de Abydos que se encontró de pronto con un alfarero con pluma encaramado a su árbol genealógico en calidad de madre del cabeza de familia, algo que dio lugar a largísimos pleitos. Aún así, no se pudo evitar que Merneptah resultara primo hermano de la hija de su segundo matrimonio, consuegro de su tercera mujer (que era, por cierto, cuñada y hermanastra de la primera) y le faltó el canto de un duro para ser el padre de sí mismo.

Comentando estas cosas, los egipcios pasaban una veladas muy entretenidas. Al fin y al cabo la televisión –especialmente alguna- todavía no existía.

... stop

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1530. Martes, 5 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo: "Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde". ( François-René, 1768- 1848; escritor francés)

Después de darle muchas vueltas creo haber solucionado un gran enigma navideño, otro, que me ha estado atormentando durante estos años. Por fin creo saber por qué los Reyes Magos nunca me trajeron la mayoría de las cosas que les pedía en las cartas, algo que yo achacaba siempre a vivir en un barrio periférico dónde, al ser de los últimos que visitaban sus "majestades", venían ya con unas cuantas copitas de más, a poco que se hubieran bebido la mitad de las copas que les hubieran colocados en las casas que visitaran antes. Lo que haría, lógicamente, que no estuvieran ya en sus mejores condiciones de coordinación y acabaran un poco liados.

Pero la explicación es mucho más fácil y no sé como no se me ha ocurrido antes, es de pura lógica; ellos, tan de oriente como son, lógicamente no tenían ni idea de español, lo que sin duda hizo que, año tras año, tradujeran la palabra "bicicleta" como "calcetines" o la de "cinexin" como "pijama" cuando en ningún renglón de la carta aparecían cosas semejantes.

Vamos que no fue un capricho de sus majestades sino simplemente una mala interpretación lingüística.

Buenos Reyes y hasta el jueves.

... nubes

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1529. Lunes, 4 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo vigésimo noveno: "El pudor es un sólido que sólo se disuelve en alcohol o en dinero" (Enrique Jardiel Poncela, 1901-1952, escritor español)

Las palabras del especialista sonaron aterradoras en mis oídos: "está muerto". Momentos antes se le veía rebosante de vida, igual que el día que entró en casa y nuestras vidas comenzaron a marchar en paralelo. "¿Y no se puede intentar reanimarle", pregunté. "Sólo una resurrección podría devolverle la vida", contestó el especialista llamado con urgencia aquella tarde.

Tan lleno de color hasta entonces, se había apagado en unos instantes, después de un breve parpadeo. El diagnóstico: “era muy viejo". Contesté que sólo tenía seis años, que había entrado en mi casa en 2003 y el que acababa de certificar la defunción sentenció seguro: "es que seis años de vida son muchos año para un ordenador". Tanta exquisitez nipona, tanta electrónica prodigiosa de la factoría Bill Gates y un ordenador tiene menos años de vida que un gato.

Y de viva voz, el forense de la electrónica extendió el acta de defunción. Se le había estropeado el corazón, se le había estropeado el disco duro. La muerte había sido fulminante.

Se le coge cariño a un ordenador que nos ha prestado grandes servicios y que, por amor, ha corregido nuestras faltas ortográficas. No sabemos valorarlo cuando está vivo porque responde fielmente a nuestras órdenes. Sólo apreciamos que nos unía un sentimiento afectivo cuando está muerto y la pantalla aparece inexpresiva.

Son muchas las horas de vida en común. Más, algunos días, que con el compañerodoméstico, especialmente uno es navegante por Internet. Es posible, incluso, que lleguen a sentir celos del artilugio: "¡Pero tío, deja ya el ordenador y vente a la cama!". Lo cuidaba con mimo y hasta le cambié la impresora porque la que tenía al lado; tan ruidosa, tenía que molestarle. Hemos intimado y así quizá haya conocido muchos detalles de nuestra vida que hasta las personas más allegadas a nosotros desconocen. Pero no hablará. Con fidelidad encomiable los ordenadores se van a la tumba con los secretos de los usuarios. Todo lo que guardaba es irrecuperable. No me duele la muerte del ordenador por algún texto que estaba archivado y del que no tengo copia. Me pesa porque no podré seguir gozando de su compañía. Me temo que con otro no sería lo mismo. Por lo menos, lo extrañaría en los primeros días.

De ahí que vaya a intentar resucitarle. Dicen que se puede recurrir a un trasplante de disco duro. Resulta caro y el resultado es incierto. Estas situaciones se han de afrontar con optimismo, con la esperanza de que no se producirá un rechazo. Si hay seres humanos que viven con un corazón que no es el que les dio la madre naturaleza, ¿por qué no ha vivir un ordenador con un disco duro trasplantado?

... llenos de bichos

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