1393. Jueves, 30 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo tercero: "¿Cómo sabéis si la Tierra no es el infierno de otro planeta?" (Aldous Huxley, 1894 - 1963; escritor inglés)

Como diría un experto en el arte de empezar entradas insípidas en un blog, en el mundo existen básicamente dos tipos de personas, las que siempre tienen en algún cajón perdido de su casa pilas de repuesto y las que nunca tienen en algún cajón perdido de su casa pilas de repuesto.

Naturalmente son éstos últimos los que viven mejor y más felices. Así, ante uno de esos desastres cósmicos que pueden arruinarte la vida, como que a las diez de la noche el mando a distancia de la televisión deje de funcionar, ellos, felices y confiados, buscarán cualquier aparato al que todavía les funcionen y se las cambian, mientras piensan que ya comprarán otras al día siguiente para sustituir a las que sustituyan a las expropiadas. En cambio, los del primer grupo, aquellos empeñados en acumular pilas nuevas simplemente "por si acaso", empezarán perdido una hora de su vida buscando el sitio en el que las guardaron, otra media para dar con el tamaño de pila adecuado para, al final, darse cuenta de que las únicas que podrían servir no están precisamente muy católicas vista la especie de espuma blanca y verde que se empeñan en soltar por alguno de sus lados. Con cierto cabreo encima, irán a cualquier aparato al que todavía les funcionen, las cambiaran y pensarán muy seriamente que mañana tienen que comprar de urgencia pilas alcalinas AAA. Naturalmente en un pack de 24 que salen más baratas. Y todos sabemos lo bien que viene tener pilas de reserva en casa.

En fin, hasta el lunes.

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1392. Miércoles, 29 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo segundo: "Más de uno le debe su éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito”. (James Backus, 1913 - 1989; actor estadounidense)

La cosa se ha complicado desde que son de plástico y las cajeras ni se molestan en quitarlas. Luego llegas a casa y tampoco las vas a tirar. El resultado es un armario en el que las perchas parecen un arco iris. Las hay marrones, negras, grises, blancas, caobas, azules eléctricos, y hasta tengo una rosa chicle.

Y claro, cuando cuelgas algo en ellas aquel colorido tiene que influir. Al abrir el armario no puede uno valorar igual una camisa verde cetrina si está colgada, por ejemplo, en una percha azul cobalto que si está en una percha gris perla. Es evidente. Alguien, en alguno de los muchos organismos que se dedican a organizarnos la vida, debería ponerse a legislar el color de las perchas regaladas ya, que muchas leyes, muchas leyes y en las cosas importantes nos tienen dejados de la mano de dios.

... toros y colores

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1391. Martes, 28 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo primero: "Semen retentum venennum est" (Refrán latino)

En las cosas de la copulación y sus alrededores no hay discusión posible: cada persona es un mundo (y a ti te encontré en la calle). Mientras los participantes sean mayores de edad y lo hagan de una forma voluntaria (y consciente) están en su perfecto derecho de hacer lo que mejor les parezca. Ya sean seguidores del antes muerta que sencilla o lo sean de la extravagancia más insulsa del mundo.

Y mira que las hay insulsas. Porque, a ver, es lógico que a un interesado en el tema, algo tan soso como es ponerse de receptor pasivo a practicar bukkake le pueda producir un placer de la leche (evidente) , pero se me hace más difícil entender, por ejemplo, que clase de placentera sensación podía obtener Salvador Dalí cuando, según cuenta su amigo Luis Buñuel, su máximo grado de excitación sexual lo obtenía al llevarse a varias chicas a su piso, hacer que se desnudaran, ponerles un huevo frito en cada hombro y echarlas a la calle.

Para gustos, colores.

... polígrafos

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1390. Lunes, 27 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo: "A caballo regalado seríamos todos yonkis" (Marcos F., 23 años, portero de discoteca)

Un mínimo roce con ellas basta para convertirte en el eventual transportista de alguno –más bien algunos- de sus muchos pelos. Y qué decir cuando entras a cualquier retrete en el que minutos antes se ha estado peinando alguna... largos, teñidos, pegajosos. Ni en el suelo de una peluquería de la mili -en sus buenos tiempos- podías encontrar tantos.

¿Cómo es posible que con la cantidad de pelos que se les caen a ellas, siempre seamos nosotros los que nos quedemos calvos?



... censura egipcia

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1389. Viernes, 24 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo noveno: “Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella" (Émilie du Châtelet, 1706 - 1749; matemática francesa)

Ideas prácticas selección oro. Hoy: cómo evitar que salgan corriendo cuando llega el momento.

Un tercio de las españolas se espantaría si viese a un hombre vestido con calzoncillos largos y a un 16,4% le ocurriría lo mismo si lo que encontrase tras caer los pantalones fuese un tanga de leopardo. El 18.8% de los españoles consideran que las prendas más antimorbo son las hombreras y un 18% piensa lo mismo acerca de los leopardos.

Hay que tomar nota con vistas al fin de semana; para ciertas cosas cualquier ayuda puede venir bien. Hasta el lunes.

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1388. Jueves, 23 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo octavo: "La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte" (Berthold Auerbach, 1812 - 1882; novelista alemán)

La homosexualidad ha estado en todas las culturas antiguas y modernas y, si hacemos caso de los estudios sobre ella, en la misma proporción siempre. Ha sido más o menos respetada según las necesidades sociales. Sabemos por los antropólogos lo fuerte que es el instinto de supervivencia en cualquier grupo humano. En una sociedad agraria, donde el número es vital, o rodeada de enemigos, la homosexualidad y la esterilidad son problemas. En sociedades comerciales bien pobladas, y no digamos si están superpobladas, la homosexualidad no es problema alguno, sino más bien un beneficio. No es lo mismo un vasto desierto que una isla prolífica, ni la Atenas de Pericles que un castro celta. A lo largo de la historia la homosexualidad ha sido tratada, o maltratada, según el orden establecido para sobrevivir del grupo humano al que nos refiramos. La raza humana es cruel pero no tonta.

Nada nuevo, ha pasado siempre y con todo. Por eso no entiendo que a estas alturas de la película sigan con la manía de meter (mantener) con calzador los tópicos gays relacionándolos con algo diferente. Sobre todo en la televisión, cada vez más abarrotada de insufrible mariconeo histérico, moderneo chorra y ñoñería de lo más pastelosa y boba. Es cargante para mis oídos tanto chillido y sobresalto con afán de llamar la atención sobre lo que no es más que una obviedad que debería pasar tan desapercibida como las demás. Ser daltónico o pelirrojo, que te gusten los helados de limón ácido más que los de chocolate no es motivo ni de orgullo ni de vergüenza, sino circunstancias personales que se aceptan o no, salvo para aquellos que las sobrellevan como una desgracia y tienen que recurrir al orgullo (en este caso entendido como amor propio, el orgullo de los pobres), para esconder su sentimiento de inferioridad. Podrá ser un problema moral para algunas personas, también están en su derecho; pero, aunque hay costumbres generales, la moral es la de cada uno y tan buena como la de cualquiera.

Lo triste de todo esto es que todavía haya que estar explicándolo.


... et cétera

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1387. Miércoles, 22 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo séptimo: “Cada día que amanece el número de tontos crece” (Proverbio húngaro)

Leo (el aburrimiento es muy malo) en un suplemento de esos semanales atrasado en el que regalan con el periódico junto a un disco del Sabina (que debió de grabar antes de que la Obregón hiciera la comunión), tres platos hondos decorados por Chillida y dos cupones que hay que pegar en una libretita para que te manden -gastosdeenvíonoincluidos- una camiseta de no sé qué futbolista, que el color azul es un buen remedio contra las hemorroides. Supongo que después de tan extraordinario descubrimiento, la historia de la explotación laboral infantil en países asiáticos -tema que colocan en portada y que desarrollan como gran reportaje de la semana- se queda reducido a la nada comparándolo con la severa, rigurosa y contrastada información del uso de los métodos cromáticos como la terapia definitiva para todos aquellos que las sufren en silencio.

Lo más sangrante, (y en este caso hay que reconocer que la palabra "sangrante" viene como anillo al dedo), es que, posiblemente, al que ha escrito semejante reseña le habrán pagado por hacerlo. Aunque tampoco me parece mal. Hay que reconocer que los estudios necesarios para llegar a tan científicas conclusiones tiene que haber sido -como mínimo- duros. Malo si lo ha escrito desde una experiencia personal; habrá encontrado el remedio, sí, y hasta estará demostrando una solidaridad infinita queriéndolo compartir con el resto del mundo, pero antes el pobre hombre las tiene que haber pasado canutas. Y en silencio.

Y malo si al descubrimiento ha llegado realizando el habitual trabajo de campo. ¿Escogería culos al azar para ponerles cartulinas azules? ¿Cómo sabía que los elegidos las tenían si la mayoría las sufren en silencio? ¿De qué color serían las cartulinas control? ¿Experimentó antes en animales o lo hizo ya directamente en la consulta del proctólogo? ¿Se curaron antes con azul cielo o con azul cobalto? ¿Por qué esa costumbre de esterilizar las agujas cuando administran una inyección letal? ¿Por qué si nadar es tan bueno para la figura, las ballenas están tan gordas?

Demasiadas dudas. Y todo para tan poca cosa. No me imagino yo a nadie con almorranas (a uno, que es de provincias, lo de hemorroides le queda demasiado moderno), poniendo su culo directamente sobre una silla de color azul sólo para ver si se cura y encima teniendo que pagar por ello. Claro que a lo mejor el tratamiento se refería a pintárselo -el culo de azul, digo-; o a lo mejor simplemente se refería a pintar de ese color la taza del retrete; o a lo mejor....

No sé, pero con tantos frentes abiertos el tema se está haciendo por momentos más y más apasionante. Leer revistas -aunque sean tan prestigiosas- es lo que tiene, te hace plantearte un montón de cosas que nunca pensaste que podían ser importantes.

... zapatos

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1386. Martes, 21 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo sexto: “La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio” (Proverbio persa)

En cierta ocasión, una mujer preguntó al célebre inventor Edison: “¿es cierto que usted ha inventado la primera máquina que habla?”. “No, señora, la primera máquina parlante la construyó Dios con una costilla de Adán. Yo he inventado la primera máquina a la que se puede parar mientras habla".

Estaba yo pensando que con la de órganos inútiles que hay en el cuerpo (para qué coñe sirve el dedo pequeño del pie, por ejemplo) por qué no se nos ha desarrollado todavía algún tipo de botón on/off con el que se pueda desconectar a tanto parlanchín de verborrea descontrolada y que a la menor se empeña en contarte su vida.

Cosas así hace que te replantees lo de la evolución.

... pasión animal

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1385. Lunes, 20 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo quinto: “Me siento tan a gusto en mi vida, que mi doble personalidad se copia de la original. (Pintada a la puerta de un manicomio)

Es un hecho cultural que todos hemos constatado: las personas que comentan públicamente sus méritos son tachadas de pedantes, engreídas, soberbias, petulantes...Al menor descuido todas ellas correrán el riesgo de ser castigadas personal, laboral o profesionalmente. Y es que, sobre todo a los españoles, se nos atragantan los logros del prójimo y si algo no soportamos es que, además, nos lo digan en voz alta. Es por ello por lo que estos individuos desarrollan un mecanismo de defensa, la falsa modestia, consistente en presentar los éxitos de forma amortiguada por elementos de control que resten importancia al tesón, la habilidad y las capacidades personales del tipo: he conseguido el puesto, pero porque tuve suerte. La falsa modestia es una respuesta de adaptación al medio a la que suelen recurrir individuos normalmente inteligentes y con una alta autoestima, aunque equilibrada, que saben de sus procesos y que son capaces de salirse de su contexto. Una conducta que es completamente voluntaria.

Y ya está bien hombre. A ver, ahora que nadie nos oye, ¿por qué no asumimos que ese es nuestro lugar?¿Qué pasa si, como es evidente, resulta que somos los mejores? Aunque sea porque hemos tenido suerte.

Los lunes hay que autoanimarse sea como sea. Modestia aparte.

... huellas dactilares

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1384. Viernes, 17 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo cuarto: "Si sientes en tu interior un ruido que te susurra, es....o que has logrado comunicarte con tu alma o que tienes hambre" (Charlize Theron, 1975; actriz sudafricana)

Hay que reconocer que, al menos en lo tocante a copulaciones y similares, los responsables de la creación no se portaron mal del todo mal con la especie humana en el reparto de (algunos) bienes.

Sin ir más lejos ahí están los elefantes. Vale, tendrán mucha memoria, mucha trompa y unos colmillos perfectos para hacer adornos horteras, pero luego van y resulta que sólo copulan una vez cada cuatro años. Y si además tenemos en cuenta que el periodo de la elefanta en celo dura sólo seis días, hay que reconocer que su existencia, al menos en cuestión de revolcones eróticoplacenteros, es más bien triste. Muy triste.

O no, claro. Bien mirado, ¡la de preocupaciones que se tiene uno que ahorrar sabiendo que sólo va a hacer uso del fornicio una vez cada cuatro años!... Y sobre todo, ¡con qué ganas tienes que agarrar el tema cuando te toque!

Luego dirán que es imposible poder sacar algo positivo de una situación absolutamente desesperada. Pues se puede, se puede; y más desesperada que esta no sé yo...

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1383. Jueves, 16 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo tercero: “Un hombre es libre mientras tiene la potestad de elegir su ropa interior”. (Proverbio polaco)

Que usar calzoncillos es un símbolo de barbarie da buena cuenta el hecho de que uno de los pueblos más cultos, avanzados y audaces que en el mundo han sido, los romanos, no los usaban. Ellos, como buenos guerreros, conquistaron el mundo con el culo al aire, un culo apenas tapado por el faldellín militar, algo que, por cierto, les causaba algún que otro problema cuando el sentido de la decencia de los conquistados hacía de casi todo una ofensa. Tan famoso como violento fue un motín popular, sofocado de forma sangrienta por el ejército romano, causado porque un legionario se levantó -de no muy buenas formas- el faldellín para mostrar sus atributos ante un grupo de judíos que, ofendidos por la indecencia, armaron una gorda.

Es más, hay historiadores que datan el principio del fin de Roma en el momento en que sus ejércitos empezaron a usar, a modo de calzoncillo, un trapo blanco -muy parecido al que usaron los antiguos egipcios durante milenios- que anudaban entre las piernas, Fue el principio del fin; a partir de ahí todo un Imperio se tambaleó y Europa fue conquistada por los bárbaros que acabaron imponiendo una de sus más sus bárbaras costumbres impensable hasta entonces: usar pantalones.

... en perfecto estado de salud

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1382. Miércoles, 15 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo segundo: “¿Qué puede haber imprevisto para el que nada ha previsto?" (Paul Ambroise Valéry, 1871-1945; escritor francés)

Ya hace algunas temporadas, y utilizando un balón con un chichón como imagen, los jugadores de la liga inglesa de fútbol colaboraron en una campaña de sensibilización sobre el cáncer testicular. Fue una cuestión de pelotas donde todo quedaba en casa.

Y es que, el cáncer testicular no es para tomárselo a broma; es uno es uno de los más habituales en los varones menores de cuarenta años y, sobre todo, uno de los que presentan mejor curación si existe un diagnóstico precoz, por lo que es imprescindible que todo hijo de vecino que tenga estos preciados apéndices se someta, aparte de las habituales revisiones, a una autoexploración tan frecuente de la zona en cuestión como crea conveniente para que al más mínimo bulto o quiste, acuda al médico.

Dicho lo cual, señores jefes, sepan que durante el horario laboral no nos estamos tocando los huevos por gusto sino que seguimos las recomendaciones de las autoridades sanitarias. A ver si se enteran de una vez. La salud es lo primero. Siempre.

... dar el canuto

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1381. Martes, 14 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo primero: “El aburrimiento es la sensación de que todo es una pérdida de tiempo; la serenidad, de que nada lo es”. (Thomas Szasz, 1920; psiquiatra húngaro)

He intentado muchas veces que estas notas –sean lo que sean- se igualen a esos miles de interesantísimos blogs que circulan por internet –tan elaborados ellos- y en los que sus muy ingeniosos autores describen -con pelos y señales- el número, la frecuencia y hasta el sabor, color y forma de sus deposiciones (diarias o no), pero no consigo lograrlo.

Cada uno es muy libre de hacer lo que le venga en gana -sólo ¡faltaría!- pero yo soy más de la opinión de Ramón de Campoamor, poeta de hace algún siglo ya, cuando, contestando a un periodista del El Día que recababa datos sobre su vida privada le espetó: “Mire usted, caballero, lo que de mi vida interesa no puede decirse, y lo que puede decirse no interesa en absoluto”.

De todas formas, ni caso. Soy el primero que no he entendido lo que acabo de escribir. No me sienta bien volver de vacaciones. Normal.


... escaleras

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8 días al azar con el piloto automático puesto.

08.

Una de las señales inequívocas de mi entrada -sin remedio- en la edad talluda ha sido ver como un par de amigos de mi misma quinta han decidido cambiar su habitual footing dominguero por unas partidas semanales de golf.

A mí, que ya me he definido varias veces (más de mil trescientos capítulos acaban pasando su factura de repetición) como hombre sedentario y sedante, un caballero de respetable edad corriendo al trote ya me parecía un espectáculo irresistiblemente penoso. Pero contemplar como los mismos pasean con un carrito, unos palos y algún cómplice por la verde pista entre dos hoyos del campo de golf me parece directamente una soberana gilipollez.

El juego es muy propio de la terquedad y la carencia de imaginación de los ingleses. Colocar una bolita artificial, bastante cara, sobre otra natural millones de veces mayor y obstinarse en golpear a la pequeña sin rozar a la grande es tarea, por lo visto, apasionante, aunque inútil.

¿Puede haber mayor señal de caducidad que tener la misma edad que un jugador de golf? Todo va encajando: soy viejo.

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8 días al azar con el piloto automático puesto.

07.

Estoy harto de la apología que hacen de la pareja los que no tienen pareja. Estoy harto de la tabarra que dan la mayoría de los solteros que conozco y que, sobre todo a partir de cierta edad, piensan que tener a alguien al lado que te dure para los restos es poco menos que vivir en el paraíso.

Pues no, coño, no. Es verdad que vivir en pareja tiene algunas ventajas (sobre todo si tu compañero es del mismo sexo y tiene la misma talla -el ahorro en ropa es considerable- por ejemplo) pero la situación está muy lejos de ser la que los solterones que han pasado los treintaytantos (sin duda el grupo más desesperado por enganchar a alguien) se imaginan.

Por la cama: disfrutar de una cama de dosxdos para uno solito, sin que nadie ronque al lado, sin que nadie tire del edredón para destaparte, sin que nadie corra por la mañana a ocupar el lavabo, no dejan de ser placeres de los que no todos los mortales podemos disfrutar.

Para poderse quejar a gusto: que es muy socorrido justificar traumas y problemas personales soltándo aquello de esquenadiemequierepobrecitodemi, y quedarse tan pancho delante de todo el que quiera escucharte. Dar lástima -según en qué momento- también tiene su aquel.

Por la esperanza: al fin y al cabo deben quedar muchos ricos guapos solteros buscando y que todavía no tengan el número de teléfono apropiado: el tuyo. Los que ya estamos cazados no entramos, al menos sin que nos pongan mala cara y peores consecuencias, en esa tómbola del mundo que debe ser estar acosado por un millonario. Por ejemplo.

Por la familia: que nunca estará suficientemente valorado el no tener que aguantar suegros, cuñados, primos, tíos y demás ralea de los que, al fin y al cabo, no eres sino un adosado que nunca acabarás de caer bien a pesar de aguantar estoicamente las paellas -domingo sí, domingo también-, con una sonrisa de dolor de muelas.

Por lo evidente: que la coyuntura política internacional al coincidir con el arcano menor, da como resultado una descompensación de los chakras con relación a Saturno, entrando en retroceso respecto a su ascendiente en Orión, lo que da como consecuencia, como no podía ser de otra manera y es fácil de entender, que el karma se acabe poniendo completamente rancio.

Y sobre todo: ¿por qué conformarse con uno solo pudiendo elegir entre tantos?

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06.

Procastinación, -término proveniente del latín pro- (adelante) y crastinus (relacionado con el mañana)- es la acción de postergar actividades o situaciones desagradables, a favor de otras más amenas.

Todos estos años pensando que cada día que venía al trabajo lo que hacía era vaguear -gracias a mi muy mostrenca manía de dejar para mañana lo que tenía (y debía) hacer hoy-, y ahora resulta que no, que lo que he hecho todos estos años ha sido procastinar.

Bien, vale, sí, en el fondo viene a ser lo mismo. Pero tenemos que reconocer que si en vez de decir que durante el horario laboral me paso todo el tiempo que puedo tocándome la barriga digo que la intensa y motivada actividad procastinadora que desarrollo en el entorno laboral apenas me deja tiempo para un respiro, la cosa suena mejor. Mucho mejor.

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05.

Dice el diccionario que veneno (Del lat. venênum) es una sustancia que, incorporada a un ser vivo en pequeñas cantidades, es capaz de producir graves alteraciones funcionales, e incluso la muerte. Cosa nociva para la salud. Cosa que puede causar un daño moral.

Una perfecta definición para una palabra cuyo término latino procede a su vez del griego venesmon, literalmente: "instrumento de Venus para propiciar el amor."

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04.

A un 85% de la población del sexo masculino del mundo le cuelga más el testículo izquierdo que el derecho.

La causa es puramente práctica: para que no se golpeen entre ellos.

Después de leer semejante dato he llegado a dos conclusiones. Primero, que por ahí hay profesiones de límite: hay quien estaría dispuesto a pagar por ejercerlas y hay quien no las ejercería ni por todo el oro del mundo. Y segundo, la cantidad de gente que hoy, con la disculpa de ver si es uno de los extraños del 15%, va a pasarse la mañana tocándose los huevos.

Un servidor se apunta gustosamente a las dos.

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03.

Poco tiempo para escribir. Pocas ganas de escribir.

La combinación de semejantes factores ha parido una de las pocas verdades absolutas que existen en el universo y sus alrededores. Una de esas verdades que han permanecido, permanecen y permanecerán inalterables por los siglos de los siglos:

"Los años pasan, los culos caen".

Amen.

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02.

El ratón marsupial pardo es famoso por dos hazañas: tiene el órgano genital más grande entre los mamíferos (el peso de sus testículos alcanza la cuarta parte del corporal) y por morir tras copular con cuanta ratona marsupiala parda se cuza en su camino durante unos días.

Técnicamente, la muerte es debida a una sobredosis de testosterona que daña fatalmente su sistema inmunitario, pero para mi que el ratón marsupial pardo simplemente muere de gusto.

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01.

Pretender que la vida -la vida de uno y la vida en general- es una juerga mora permanente, más que una bobada es, simplemente, una mentira. Por eso, y aprovechando que los finales de temporada son una buena disculpa para hacer cosas estúpidas, me he puesto manos a la obra y he hecho una lista con cosas que, a pesar de tener que convivir con ellas casi a diario, no-me-gustan. También es verdad que no sirve para nada ya que se ponga uno como se ponga, se oculte uno como se oculte, disimule uno como disimule, están ahí y hay que aguantarlas. Lo que nunca pensé es que pudieran ser tantas. Me estoy haciendo mayor.

1. Comer los huevos fritos sin pan. 2. No poder escribir un poco cada día. 3. Encontrarme en el portal con la vecina del tercero. 4. Hacer una mudanza. 5. La gente que desaparece sin avisar. 6. La raya del ojo pintada por dentro. 7. Las gotas de la sandia resbalando por la muñeca. 8. Las mariliendres. 9. Las tiendas de barrio. 10. Lavar a mano. 11. Los folletos del MediaMark. 12. Los tontos del culo. 13. Pisar un charco. 14. Que los dulces engorden. 15. Que me den falsas esperanzas. 16. Carmen Sevilla. 17. Las camas pequeñas. 18. Tener que doblar la ropa. La ropa sin doblar. 19. El billar. 20. El calor. 21. El clamoxil. 22. Hacienda. 23. El desorden. El orden. (Por ese orden). 24. El dolor de cabeza. 25. El mal aliento. 26. El olor de las gasolineras. 27. El olor del betún. 28. El plástico de las bandejas de los tomates. Las bandejas de tomates. Los tomates. 29. El pollo agridulce. 30. El queso de Burgos. 31. Engordar. 32. Escribir internet con mayúsculas. 33. Escuchar salsa. 34. Fichar la entrada a trabajar. 35. Fregar los platos. 36. Goofy. 37. Hablar con la boca llena. 38. La ansiedad. 39. La arena que se te pega en la playa. 40. La botella de anís del mono. 41. La censura. 42. La información meteorológica. 43. La letra del asereje. La música del aserejé. El aserejé. 44. La luna llena. 45. La mantequilla sin sal. 46. La música de los telediarios. 47. La nata sin montar. 48. La palabrería. 49. La ropa que ya no uso. 50. Las almejas chilenas al natural. 51. Las arrugas. 52. Las bambas de nata. 53. Las bodas. 54. Las bombillas fundidas. 55. Las camisas blancas. 56. Las cangrejeras. 57. Las castañuelas. 58. Las cazuelas de barro. 59. Las cerillas apagadas. 60. Las despedidas en los aeropuertos. Las esperas en los aeropuertos. Los aeropuertos. 61. Las figuritas que venden en los todo a cien. 62. Las gallinas. 63. Las gorras. 64. Las hadas madrinas. 65. Las matrículas que acaban en quince. 66. Las minifaldas. 67. Las multitudes. 68. Las ojeras. 69. Las palomitas. 70. Las ratas. 71. Las sábanas arrugadas. 72. Las sandalias. 73. Las sectas. 74. Las vacas. 75. Las verdades absolutas. 76. Las voces. 77. Llegar tarde. Los que llegan tarde. 78. Los anuncios de colchones LoMonaco. 79. Los atardeceres de invierno. 80. Los bancos vacíos. 81. Los (otros) bancos llenos. 82. Los bolígrafos de diez colores. 83. Los canales de deportes. 84. Los cazadores. 85. Los currículum. 86. Los dictadores. 87. Los documentales de animales salvajes despellejándose entre ellos. 88. Los editoriales de los periódicos. 89. Los espárragos. 90. Los estampados. 91. Los garbanzos. 92. Los gatos. 93. Los jerseys de cuello de cisne. 94. Los pantalones de pinzas. 95. Los pantalones demasiado pegados. 96. Los pelos de la nariz. 97. Los periódicos deshechos. 98. Los periódicos gratuitos. 99. Los plátanos. 100. Los postizos en el pelo. 101. Los príncipes encantados. 102. Los que llaman a su pareja churri. 103. Los rastrillos benéficos. 104. Los rumores. 105. Los socavones. 106. Los soufles. 107. Los tirantes. 108. Los trajes de comunión. 109. No hablar mejor inglés. 110. No saber decir no a su debido tiempo. 111. Ordenar los armarios. 112. Paquito el chocolatero. 113. Que la gente se burle de otra persona. 114. Que me den las gracias sin que sea necesario. 115. Que me den ordenes. 116. Que me llamen para venderme algo. 117. Que se me bajen los calcetines. 118. Que traten de decirme como tengo que pensar. 119. Romper un huevo. Limpiar un huevo roto. 120. Subir con más gente en el ascensor. 121. Tener las uñas largas. 122. Trabajar. 123. Ver fotografías ajenas.124. Planchar camisas. Planchar pantalones. Planchar. 125. El pato Donald. 126. Gran Hermano. 127. La Ser. La Cope. 128. Las películas de Charlot. 129. Los discos de Mocedades. 130. Los pitufos maquineros. 131. Madonna. 132. Que la mamá de Marco abandonara a Marco. Marco buscando a su mamá. 133. Las uñas pintadas de rojo. Las uñas pintada de negro. Las uñas pintadas. 134. Cabrearme. 135. Cumplir años. 136. El color salmón de los periódicos económicos. Los periódicos económicos. 137. El mal humor. 138. Las cometas que no vuelan. 139. Las dependientas de Zara. 140. Las montañas rusas. 141. Las preocupaciones. 142. Las tardes de domingo. 143. Levantarme demasiado tarde. 144. Los monopatines. 145. Los sillones de Ikea. Los muebles de Ikea. Ikea. 146. Los tangas. 147. No saber distinguir los higos de las brevas. 148. Que los precios de las cosas hayan subido tanto. 149. Que me mientan. 150. Que me miren de arriba abajo. 151. Que no pongan los capítulos nuevos de Padre de familia. 152. Afeitarme. 153. Bostezar. 154. CSI. 155. Dejar propina. Que me dejen propina. Que nadie me deje propina. 156. El color morado. 157. El dolor de espalda. 158. El miedo. 159. El naylon. 160. El olor del orégano. El sabor del orégano. El orégano. 161. El tabaco. 162. El whisky. 163. Encontrar una Biblia en un cajón de la habitación del hotel. 164. Encontrarme con conocidos que no aguanto en la calle. 165. Estar serio. 166. Hacer parapente. 167. Ir en metro en hora punta. 168. Jaime Peñafiel. 169. La agresividad. 170. La alimentación naturista. 171. La arena de la playa. 172. La falta de empatía. 173. La gente borde y mal educada. 174. La gente que empieza a leer el periódico por atrás. 175. La MTV. 176. La piel de los melocotones. 177. La siesta. 178. La soledad. 179. La trilogía del Señor de los Anillos. 180. La velocidad. 181. Las alcaparras. 182. Las bolsas de basura perfumadas. 183. Las cajeras de los supermercados. 184. Las chaquetas con pata de gallo. 185. Las collejas. 186. Las columnas periodísticas cuyo título es una pregunta. 187. Las corridas de toros. 188. Las cortinas de flores. 189. Las croquetas congeladas. 190. Las gominolas de regaliz. 191. Las isobaras. 192. Las joyerías. 193. Las lociones para después del afeitado que no son blancas. 194. Las muñecas de latex. 195. Las norias. 196. Las pajaritas. 197. Las palabras que acaban en cinco. 198. Las paredes pintadas de melocotón. 199. Las películas de Woody Allen. 200. Las reuniones de trabajo. 201. Las sillas de ruedas. 202. Las sopas de sobre. 203. Las telenovelas. 204. Las tortitas de los vips. 205. Las trenzas. 206. Las vidrieras. 207. Leer las instrucciones. 208. Limpiar los cristales. 209. Llamar remeras a las camisetas. 210. Llevar boxer. Llevar slip. Llevar cualquier tipo de ropa interior. 211. Los achaques. 212. Los bollos de la pantera rosa. 213. Los bombones de la caja roja. 214. Los cactus. 215. Los calvos que no se rapan con dignidad. 216. Los chistes malos. 217. Los clips de colores. 218. Los columpios. 219. Los exaltados. 220. Los flequillos. 221. La fabada de lata. 222. Los gritos. 223. Los helados de pistacho. 224. Los herbolarios. 225. Los jefes que se portan como jefes. 226. Los lazos de colores. 227. Los libros de autoayuda. 228. Los microbuses. 229. Los pasadores del pelo. 230. Los pelos en el jabón. 231. Los pelos teñidos de rubios nórdicos. 232. Los perros que mueven la cabeza en los coches. 233. Los phoskitos. 234. Los politonos. 235. Los programas de deportes. 236. Los programas de teletienda. 237. Los que conducen deprisa. Los que presumen de conducir deprisa. 238. Los que creen que el fin justifiqua los medios. 239. Los que se dejan babosear la boca por su perro. 240. Los que se suenan los mocos con pañuelos de tela. Los que después de sonarse los mocos con pañuelos de tela se los guardan en la manga. 241. Los sudokus. 242. Los títulos nobiliarios. 243. Los uniformes del ejercito. 244. Los videntes. 245. Los visones. 246. Los woks. 247. Pelar las naranjas. 248. Que me hagan cosquillas. 249. Que me repitan las cosas mil veces. 250. Que se atasque el lavabo. 251. Que todavía no hayan inventado la teletransportación. 252. Saludar a alguien con un par de besos y que sólo te ponga la mejilla. 253. Sudar. 254. Tener mocos. 255. Tener que levantarme por la noche a mear. 256. Tirar globos de agua desde el balcón. 257. Una mala depilación cejil. 258. Alejandro Sanz. 259. Concha Velasco. 260. El Principito. 261. Joaquín Sabina. 262. La sintonía de Verano Azul. 263. Las películas de Torrente. 264. Leonardo Di Caprio. 265. Mercedes Milá. 266. Operación Triunfo. 267. Escenas de Matrimonio. 268. La Macarena. 269. Los hombres con bigote. Las mujeres con bigote. Los bigotes. 270. El fundamentalismo islámico. El fundamentalismo no islámico. El fundamentalismo. 271. Bob Esponja. 272. Los diseños de Ágata Ruiz de la Prada. 273. Antonio Banderas. 274. Depender de alguien. 275. El chocolate negro. 276. Estar estreñido. 277. Tener diarrea. 278. Francia. Los franceses. El francés (idioma). 279. La discriminación. 280. La gente que no se lava las manos después de mear. 281. La impuntualidad. 282. Las subastas. 283. Los armarios con espejos. 284. Los blogs eternamente deprimidos. 285. Los culturistas. 286. Los nudos en la garganta. 287. Los platos cuadrados. 288. Los sistemas abre fácil. 289. Mi pereza. 290. Que me quiten el ascensor cuando voy a cogerlo. 291. Tener las manos pegajosas. 292. Aceptar lo que dicen sin preguntarme. 293. Ahogar gatitos. 294. Britney Spears. 295. El agua fría en invierno. 296. El alcohol. 297. El amoniaco. 298. El caviar. 299. El golf. 300. El orgullo. 301. El oro amarillo. 302. El pan de molde. 303. El papel cuadriculado. 304. El peaje de las autopistas. 305. El rap. 306. El regueton. 307. Esperar colas. 308. Estornudar. 309. Hablar sobre todo y sobre nada. Llevarle la contraria a las personas con las que hablo sobre todo y sobre nada. Darles la razón a las personas con las que hablo sobre todo y sobre nada. 310. Hacer la maleta. 311. Jugar a los dardos. 312. La baba de caracol. 313. La cáscara del melón. 314. La Cenicienta. 315. La hipocresía y la gente falsa. 316. La lambada. 317. La mermelada de fresa. 318. La sopa de aleta de tiburón. 319. La violencia. 320. Las barbas de más de tres días. 321. Las bebidas energéticas. 322. Las boinas. 323. Las bolsas de papel. 324. las canciones que no se pueden tararear. 325. Las cazadoras bicolores. 326. Las colonias con pachuli. 327. Las corbatas. 328. Las diarreas. 329. Las enfermedades venéreas. 330. Las escobillas de los retretes. 331. Las fajas pantalón. 332. Las flores de plástico. 333. Las infusiones sin azúcar. 334. Las monedas de céntimo. 335. Las mujeres que se casan para estar tranquilas. Los hombres que se casan por estar tranquilos. Casarse. 336. Las mujeres. Los que confunden misoginia y machismo. 337. Las orejas sucias. 338. Las palmeras de chocolate. 339. Las palomas. 340. Las películas basadas en hechos reales. 341. Las películas de guerra. 342. Las películas del oeste. 343. Las pelotas antiestres. 344. Las personas que hacen la segunda pregunta antes de la primera. 345. Las pilas gastadas. 346. Las pipas de calabaza. 347. Las vespas. 348. Limpiar los zapatos. 349. Los animales disecados. 350. Los anuncios de cosas de comer con omega-3. Las cosas de comer con omega-3. 351. Los árboles grandes. 352. Los bombones de licor. 353. Los camareros que meten los dedos en los platos. 354. Los cantautores. 355. Los castillos medio caídos. 356. Los celos. 357. Los coches deportivos. 358. Los desfiles militares. 359. Los exámenes. 360. Los globos amarillos. 361. Los hules. 362. Los libros de cocina. 363. Los ojos rojos en las fotos. 364. Los Oscar. 365. Los pantalones de tergal. 366. Los pantalones piratas. 367. Los pijamas de cuadros. 368. Los programas de cocina. 369. Los programas de zaping. 370. Los que cambian de opinión por conveniencia. 371. Los que escupen en la calle. 372. Los que son incapaces de decir una frase sin incluir las palabras tía o mola. 373. Los ratones que no funcionan. 374. Los reencuentros con compañeros de colegio. 375. Los tés adelgazantes. 376. Los tópicos que se repiten hasta que acabas pensando que son verdad. 377. Los vecinos ruidosos. 378. Los vikingos. 379. Los yogures bios. 380. Los zoológicos. 381. Pasarme en las siete y media. 382. Que en medio de la ducha, me quede sin agua caliente. 383. Que me acerquen la silla en los restaurantes. 384. Que me cuenten el final de la película. 385. Que me saluden por compromiso. 386. Que no me hagan caso. 387. Que no me miren a los ojos. 388. Que se rallen los cds de música. 389. Salir de la ducha en invierno. 390. Secarme con una toalla mojada. 391. Shakira. 392. Tener que dar órdenes. 393. Trasnochar. 394. Vivir sin sentir. 395. Los Pelochos. 396. Cantinflas. 397. El diario de Bridget Jones. 398. El Diario de Patricia. 399. El monstruo de las galletas. 400. El señor de los espárragos Carretilla. 401. Isabel Allende. 402. José Manuel Parada. 403. Juan Manuel de Prada. 404. La Oreja de Van Gogh. 405. Las dependientas del Caprabo. 406. Las películas de Almodóvar. 407. Los dibujos de Jordi Labanda. 408. Massiel. 409. Miguel Bosé. 410. Paulina Rubio. 411. Pipi calzaslargas. 412. Las madres que no trabajan fueran de la casa y se creen mejores madres que las que trabajan en casa. 413. Los desconfiados. 414. Los demasiado confiados. 415. Los que dicen trasero en vez de culo. 416. Milhouse. 417. Los Lunnis. 418. South Park . 419. No entender algo. Que no me entiendan algo. Que no quieran entenderme. Que crean haberme entendido. 420. La Obregón. 421. Que Andreita no se coma el pollo. Andreita. La madre que parió a Andreita. 422. Aquí hay tomate. 423. Los bolsos con cuadros de Burberrys. Las bufandas con cuadros Burberrys. Los cuadros de Burberrys. 424. Comer pipas. Comer chicle. La sensación de comer chicle después de comer pipas. 425. El corte de pelo de Rajoy. La barba de Rajoy. Rajoy. El corte de pelo de Zapatero. Las cejas de Zapatero. Zapatero. 426. La gente que presume de trabajar doce horas. La gente que presume de trabajar diez horas. La gente que presume de trabajar. 427. Las charlas de ascensor. 428. Las coderas. 429. Las despedidas. 430. Las letras de los villancicos. 431. Las novatadas. 432. Las nubes con forma de nube. 433. Las sardinas en aceite. 434. Los colorantes. 435. Los impertinentes. 436. Los ombligos que mirar hacia fuera. 437. Los pisapapeles. 438. Los que van de víctimas. 439. No tener tiempo. 440. Perder la paciencia. 441. Que me cuelguen el teléfono. 442. Que me reclamen las cosas. 443. Bailar con la familia. 444. Camilo Sexto. 445. Colocar los cacharros sucios en el lavavajillas. 446. Contestar encuestas. 447. La gente que entra al ascensor sin antes dejarte salir. 448. El arroz con uvas pasas. 449. Los que creen saberlo todo. 450. El burka. 451. El café ardiendo. 452. El copyleft y las licencias creative commons. 453. El flan de coco. El coco rallado. El coco. 454. El fútbol. 455. El lenguaje técnico. 456. El pan duro. 457. El turrón blando. 458. El prozac. 459. El vino. 460. Escribir con lápiz. 461. Hacer ahora lo que me toca hacer ahora, en lugar de hacer ahora cualquier otra cosa. 462. Harry Potter. 463. Jugar a los dados. 464. La cera del oído. 465. La ciencia ficción. 466. La gente de silicona. 467. La gente que me mira mal porque no reciclo. 468. La gente que se empeña en ser graciosa. 469. La leche fría. 470. La música alta. 471. La pimienta en grano. 472. La sangría. 473. La vaselina mentolada. 474. Las bragas faja. 475. Las cagadas de las palomas. 476. Las camisetas sin mangas. 477. Las colas. 478. Las dependientas del Corte Inglés. 479. Las despedidas de soltero. 480. Las ecuaciones de segundo grado. 481. Las guerras. 482. Las imágenes de santos con joyas. 483. Las inocentadas. 484. Las mazorcas de maíz. 485. Las obras. 486. Las papeleras llenas. 487. Las permanentes. 488. Las piscinas de bolas. 489. Las pulseras de colores. 490. Las pulseras en los tobillos. 491. Las puntas abiertas. 492. Las redes sociales. 493. Las revistas para adolescentes. 494. Las tiendas de campaña. 495. Las vueltas ciclistas. 496. Leer los periódicos en internet. 497. Lo que el viento se llevó. 498. Los ambientadores con olor a pino silvestre. 499. Los anillos en las manos. 500. Los anuncios de coches. 501. Los atascos. 502. Los bizcochos sin mojarlos en algo. 503. Los bolígrafos sin capuchón. 504. Los calcetines blancos. 505. Los centollos. 506. Los circos. 507. Los comentaristas de blogs que firman como anónimos. 508. Los cuernos. 509. Los decorados de los concursos de la televisión. 510. Los desagües atascados. 511. Los desodorantes en spray. 512. Los días en los que hace demasiado calor para ir en manga larga pero demasiado frío para ir en manga corta. 513. Los errores en las facturas. 514. Los eructos. 515. Los gimnasios. 516. Los kimonos. 517. Los maratones. 518. Los matones en los colegios. 519. los minicines. 520. Los pañuelos de tela. 521. Los pañuelos en la cabeza. 522. Los parques de atracciones. 523. Los peinados con laca. 524. Los pendientes en las partes pudendas. 525. Los preservativos de sabores. 526. Los recién nacidos. 527. Las empresas de trabajo temporal. 528. Los sombreros. 529. Los sujetadores de color visón. 530. Los técnicos que te cobran lo que quieren después de repararte algo. 531. Los zapatos con tacón. 532. Penélope Cruz. 533. Purgar los radiadores. 534. Que de repente se desconecte internet. 535. Que me toque la ventana en el avión. 536. Que se me desaten los zapatos. 537. Sacar los cacharros limpios del lavavajillas. 538. Subir cuestas. 539. Tener los pies fríos. 540. Ver videos de la familia. 541. La madrastra de Blancanieves. 542. El conejito de Duracel. 543. El messenger. 544. Las canciones de Maria Isabel. 545. Los coreanos. 546. Paulo Coelho. 547. Boris Izaguirre. 548. El olor a vainilla. El sabor a vainilla. La vainilla. 549. El rosa chicle. El rosa palo. El rosa. 550. Que la ropa huela a humedad. 551. Los caramelos de fresa ácida. 552. Escribir listas de cosas que no me gustan.

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1380. Viernes, 3 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo: "El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo" (Gregorio Marañón, 1887 - 1960; médico español)

Según los meteorólogos, esa especie de arúspices de la modernidad que en lugar de escrutar los higadillos de las ocas descifran las entrañas de un satélite, la diferencia entre una ola de frío polar y otra siberiana es que en el segundo caso el frío es extremo y en el primero nada más que intenso. Es un matiz, naturalmente. Más los matices son los que dan color a la existencia. Entre rascarme la barriga en el trabajo o tener todo el día disponible para poder hacerlo en casa, por poner un ejemplo, apenas hay una diferencia de matiz, una sutil liviandad, un ligero regusto, un leve cosquilleo. Y, sin embargo, hay un mundo de por medio. Malvivimos –malvivimos, entiéndase, espiritualmente- en una sociedad en la que los matices parecen sepultados cada día por el inmisericorde alud de lo grosero; en una cotidianidad de trazo grueso. De ahí que, cuando uno se topa con el frágil distingo entre intenso y extremo, le de por cavilar hasta qué punto se pueden establecer comparaciones entre uno y otro término. Y la única manera de salir de dudas es comprobarlo directamente.

En los últimos meses he comprobado lo de venir cada día al trabajo, a partir de ahora, y durante unos días, comprobaré lo de rascarme la barriga en casa, que ya toca. Cuestión de matices. Vuelvo el 14 de abril. Hasta entonces.



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1379. Jueves, 2 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo septuagésimo noveno: “El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles" (Ángel Ganivet, 1865 - 1898; escritor español)

En los siglos XIV y XV eran muchos los médicos que achacaban, como una de las causas más importantes de la esterilidad femenina, la excesiva belleza.

Según ellos, este tipo de mujeres atraían más sangre hacia las distintas partes de su cuerpo de manera que no les quedaban fluidos libres para ser capaces de formar un posible embrión. Por ello, recomendaban a los jóvenes varones en edad casadera y que gustaran de tener familia, buscar a sus esposas entre señoritas físicamente poco (o nada) agraciadas; unas señoritas (las feas) que se convirtieron así en un preciado objeto de deseo, especialmente entre los nobles linajes de la época deseosos de asegurarse la descendencia al precio que fuera. Mientras, ellas, al grito de la fertilidad de la fea la guapa la desea, dejándose querer tan contentas.

Y es que, antes de que la ciencia destripara algunos de los misterios de la vida con sus maquiavélicos avances, la justicia divina era mucho más equitativa.

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1378. Miércoles, 1 abril, 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo septuagésimo octavo: "Mantén en falsas cercanías a los falsos amigos" (Proverbio mongol)

La expresión “tener escrúpulos de monja”, usada para definir a quienes tienen un miramiento excesivo y pueril con ciertas cosas, tiene su origen en la historia de una monja que, estando preparada para comulgar, fue hacia su confesor para preguntarle si podía recibir sin reparo la comunión teniendo en cuenta que, al pasar al lado de una compañera, había tragado sin querer humo del aceite que estaban friendo.

Y en cambio aquí nosotros, criados a los pechos de “lo que no mata engorda” intentando llevarnos a la boca todo lo que pillamos. Pero... ¡cómo no vamos a estar condenados!

Por cierto, y ya que estamos hablando de cosas de comer, resulta que no es un barco vikingo -tan inestables ellos- saliendo de una tormenta, ni tan siquiera una doble flecha pismoderna dibujada por algún artista del art-pop contemporáneo (¿porqué les habrá dado a todos por hacer museos de arte contemporáneos si sólo entras en ellos cuando te estás meando?), resulta que el logo del Carrefour no es más que una C blanca, sólo una C blanca. Un descubrimiento que me lleva directamente a plantearme una de esas grandes cuestiones que pueden cambiar una vida: ¿cómo he podido vivir todo este tiempo sin saberlo?