Sin ir más lejos ahí están los elefantes. Vale, tendrán mucha memoria, mucha trompa y unos colmillos perfectos para hacer adornos horteras, pero luego van y resulta que sólo copulan una vez cada cuatro años. Y si además tenemos en cuenta que el periodo de la elefanta en celo dura sólo seis días, hay que reconocer que su existencia, al menos en cuestión de revolcones eróticoplacenteros, es más bien triste. Muy triste.
O no, claro. Bien mirado, ¡la de preocupaciones que se tiene uno que ahorrar sabiendo que sólo va a hacer uso del fornicio una vez cada cuatro años!... Y sobre todo, ¡con qué ganas tienes que agarrar el tema cuando te toque!
Luego dirán que es imposible poder sacar algo positivo de una situación absolutamente desesperada. Pues se puede, se puede; y más desesperada que esta no sé yo...
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