Y mira que las hay insulsas. Porque, a ver, es lógico que a un interesado en el tema, algo tan soso como es ponerse de receptor pasivo a practicar bukkake le pueda producir un placer de la leche (evidente) , pero se me hace más difícil entender, por ejemplo, que clase de placentera sensación podía obtener Salvador Dalí cuando, según cuenta su amigo Luis Buñuel, su máximo grado de excitación sexual lo obtenía al llevarse a varias chicas a su piso, hacer que se desnudaran, ponerles un huevo frito en cada hombro y echarlas a la calle.
Para gustos, colores.
... polígrafos
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