Naturalmente no es lo mismo erotismo que amor, ni, por supuesto, amor es lo mismo que pasión, y mucho menos sexo es lo mismo que pornografía. Pero es bueno tener aficiones. Tiempo que invierte la gente según el país en una actividad tan recreativa -a la par que educativa- como es la de ver porno.
Es normal que España no esté entre los países de cabeza. Puede que influya lo cara y mala que resulta la interné por estos lares pero también que aquí somos más neorrealistas y que, como con la fruta o los huevos, somos más de disfrutar palpando el género.
Que entre una cosa y otra, dicho sea de paso, no hay color.
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