Se llama epónimo al nombre de una persona o lugar que pasa al lenguaje cotidiano como denominación o concepto, y muchos tienen que ver con grandes escritores. Así "dantesco" de Dante, es algo que causa espanto; "kafkiano", de Kafka, describe una situación absurda y angustiosa; y "maquiavélico", de Maquiavelo, sirve para calificar a una persona con astucia. Pero no solo los autores inspiran palabras, sino también sus personajes. Por ejemplo, "quijotesco" define a quien participa en acciones desinteresadas y fallidas; "donjuán" es un seductor de mujeres; y "tartufo", de la comedia homóloga de Moliére, uno hipócrita y falso.
Y además...
Para acabar con el mal olor de los zapatos se puede poner un puñado de arena de gato dentro de un calcetín, hacerle un nudo y colocarlo dentro del calzado toda la noche. Conviene que la arena no haya sido usada por el gato antes.
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