No es la primera vez que nos cazan. Suele pasar un par de veces al año coincidiendo -casualmente- con que algún amigo de quien decide estas cosas crea un programa informático repleto de gráficos naif (así se ahorran un dibujante) y unas casillas cada vez más pequeñas en las que poner crucecitas.
Aunque todos sabemos que ni tan siquiera lo leen, siempre tragamos sin rechistar la hora y media larga de explicaciones sobre lo importante que resulta para el futuro del hambre en el mundo, el entendimiento entre civilizaciones y hasta para el cambio climático, pensar bien cada respuesta antes de contestarla. Luego, todo se reduce a hacer una quiniela rebosante de empates, pero -y ahí sí los entiendo-, no sería políticamente correcto si no adornaran la historia con "gestiones globales", "establecimiento de directrices" y otras frases comodín sacadas de "cómo hablar cuatro horas sin decir nada"
De todas formas hay que reconocer que queda bien, nos hace sentir modernos y además ampliamos el vocabulario técnico. Y eso siempre es bueno para moverse por la vida. Además, esta vez ha sido la reunión a la que más gente ha asistido y aunque las malas lenguas digan lo contrario, yo estoy completamente seguro de que no tenía nada que ver con que fuera la primera a la que asistía la flamante nueva subdirectora, ascendida desde sus tareas administrativas gracias a un romántico calentón -que todavía dura- con el jefe.
Es el amor que rompe barreras.
... bodrio.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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