Se trata de pintar y ser pintado, jugar con formas abstractas, con dibujos naif, aprovechar los contornos del cuerpo desnudo, hacer de los pechos dos montañas, de la barriga un desierto y del ombligo un oasis, y ver como se va diluyendo todo con la excitación de ser recorrido por unos labios que acaben "bebiendo" de ese "oasis" como si no lo hubieran hecho en tres meses.
Las posibilidades son tan amplias como la imaginación, y el resultado, (el de verdad, no el artístico), va a merecer la pena.
Claro que bien mirado no hacen falta ni las pinturas, basta con escribir palabras en el cuerpo con la lengua, muy lentamente, dejando que adivinen la letra que estemos escribiendo, empezando por la espalda y acabando por zonas mucho más interesantes. Ir garabateando letra a letra "esternocleidomastoideo" con la lengua húmeda tiene que acabar irremediablemente en orgasmo.
Y si uno es tartamudo -o se lo hace- para que seguir. Hasta el lunes
... más "historias extra-ordinarias" todo el fin de semana.
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