El Anonconotus alpinus, un grillo típico de las regiones alpinas, es capaz de copular cada 18 segundos. Investigadores de las universidades suizas de Derby y Ginebra lo han demostrado en unos cuantos estudios en los que siempre han llegado a la misma conclusión: el macho captura con sus patas a una hembra que pasa cerca, sea como sea, y copula con ella. A veces su excitación es tan grande que hiere a la pareja. Dure lo que dure (que no suele ser mucho), a los dieciocho segundos de acabar ya está listo para otra aventura. Los investigadores han llegado a la conclusión de que, al contrario que su primo el grillo común, el Anonconotus alpinus va al grano saltándose salta el cortejo y los preliminares por una simple razón de ahorro de energía y tiempo, energía y tiempo que usa en buscar más grillas.
Y es que por mucho que digan, cuando uno va a lo que va debe de ir a lo que debe de ir. Lo demás son ganas de perder el tiempo y la energía. Y no está la cosa de la energía para derrocharla ahora. Optimizar recursos lo llaman.
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