Creo que todo el mundo es especial en algo, el problema está en que nos empeñamos en ser otra cosa. Nacemos con vocación y en muchos casos con las condiciones físicas o el talento para desarrollarla. Esto quiere decir que cuando un niño empieza a aprender puede estar más predispuesto para lo que de verdad le interesa… aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle las condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido.
Creo, con todo lo estúpido que en estos tiempos puede sonar esto, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la fórmula magistral para una vida larga y feliz. Hay que empezar cada día con la voluntad de que aquello que vamos a hacer será lo mejor que hagamos nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.
Al fin y al cabo, ¿quién mejor para animarse que uno mismo?
... ruta de la seda.
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