Estamos en crisis y se impone el ahorro en todos los ámbitos, especialmente en aquellos que son verdaderamente importantes. Por eso, vistos los precios, ni sexshops ni leches, el cajón de la cocina puede convertirse en la mejor tienda de objetos destinados al placer: cuerdas de tender, pinzas, cables, y ¡por supuesto! el rey: el film transparente. Versátiles, reutilizables, muy baratos y no intimidan a (casi) nadie por muy poco puesto que esté en el tema.
Sólo una recomendación: calma, que uno se pone, se pone y las urgencias ya están bastante saturadas. !Hala! al lío, al lío.
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