Momento reivindicación. Alguien tenía que decirlo: los médicos, esos templos de sabiduria andante, saben perfectamente qué tienen que recetar en cada caso. Para eso estudian tanto y tan duro antes de lanzarse a la ingrata y desesperante aventura de curar pacientes.
Para demostrarlo y aunque rompa (o casi) el secreto profesional de uno de los trabajos más sacrificados y peor pagados del panorama laboral, aquí va una pequeña muestra del medicamento más recetado por estos abnegados genios, almas cándidas e incomprendidas de las que nadie se acuerda nunca salvo cuando quieren sacarles algo.
El problema no es que estos grandes profesionales no sean extremadamente competentes sino en el poco caso que después les hacen los pacientes. A las pruebas me remito.
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