Andaba yo metafísico pensando en que si todos fuéramos lagartijas no habría hambre en el mundo (podríamos comernos nuestra propia cola todas las veces que quisiéramos y nos volvería a crecer) cuando he caido en la cuenta: cuanto más mayores somos más malpensados nos volvemos.
De niño te comes un plátano tan tranquilo. A ver quien de mayor no se siente raro cuando se mete un plátano en la boca. Y mira que al final siempre lo acabas saboreando.. pero ese primer mordisco..!ay ese primer mordisco!
Lo dicho, cuanto más mayores somos más malpensados nos volvemos. Hasta el lunes pues.
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