1253. Miércoles, 17 septiembre, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo quincuagésimo tercero: "Curiosidad: Impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime. Lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América” (José María Eça de Queirós, 1845-1900; novelista portugués)

Hace unos años, unos científicos noruegos, verdaderos especialistas en problemas de riñón, publicaron en la misma revista dónde daban a conocer habitualmente sus progresos, un artículo titulado: ¿Protege el ajo contra los vampiros?

La idea era comprobar si la lilácea en cuestión resultaba útil o no para ahuyentar a dichos animalitos. Para ello gastaron tiempo y recursos en explorar tan importante supuesto aunque, como no tenían vampiros a mano, lo hicieron con sanguijuelas. Al fin y al cabo si hay alguien que chupe bien (la sangre) esa es la sanguijuela.

El estudio consistió en frotar con ajo una mano y dejar limpia la otra ofreciéndoselas a tres sanguijuelas distintas. Dos de los animalitos optaron por la mano untada con el ajo y en esos casos apenas tardaron 14 segundos en chupar. Por el contrario el bicho que prefirió la mano limpia tardó casi 45 segundos en hacerlo.

Su resultado fue concluyente: "... para prevenir en Noruega un desarrollo como el acontecido en Transilvania, los distintos profesionales de la salud deberían recomendar muy seriamente la restricción general del consumo del ajo por parte de la población".

Como cada año por estas fechas, y aprovechando el anuncio de la llegada de una gripe algo traviesa, ya empiezo a recibir las nuevas recomendaciones laborales que, elaboradas por un sesudo comité de expertos, habrá que cumplir hasta nueva orden. Una mirada por encima me ha bastado para comprobar que han seguido escrupulosamente el método noruego a la hora de establecer sus conclusiones. La globalización se extiende.

... redistribución riqueza/belleza

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