Capítulo Milésimo centésimo decimoctavo: "Soy testigo de escenas sangrientas" (Pintada en la puerta de un retrete de señoras)
Para la mayoría de los hombres (individuos de sexo masculino), ir a retretes ajenos es un asunto sencillo. Sin embargo, para las mujeres se trata de un misterioso y complejo ritual social. Mientras que para el 90 por ciento de los hombres la visita consiste en mear y (algunos) en lavarse las manos, las mujeres suelen ir más para maquillarse, peinarse y, sobre todo, hablar.
O eso pensaba yo.
Según las respuestas a una encuesta que ha hecho una conocida marca de papel de culo, la cosa no es tan sencilla:
- Un 8 por ciento de las mujeres entrevistadas admitió haber meado alguna vez
en el lavabo de un retrete público.- Un 17 por ciento haberse quedado dormida.
- Un 53 por ciento haber vomitado.
- Un 2,5 por ciento haberse masturbado con el bote de laca.
- Un 4 por ciento haber disfrutado con un trío allí mismo.
- Un 25 por ciento haber proporcionado placer carnal a alguna pareja en
cualquiera de sus múltiples formas.- Un 13 por ciento haberse pelado con la máquina de los preservativos que
suele haber.
Y eso en España que somos normalitos, que por ahí la cosa está más complicada. A pesar de lo que tienen encima los nigerianos, a miles de ellos, en este caso hombres y mujeres, les ha dado por ir en peregrinación al retrete de uno de sus paisanos, la señora Christiana Ejembi, y todo para poder ver el lugar donde a esta buena mujer se le ha aparecido la Virgen. Precisamente su retrete. Las visitas están siendo tantas que la señora Ejembi ha impuesto un estricto control de acceso y solo deja entrar tres personas a la vez.
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