Naturalmente no es algo nuevo. Siempre me llamó la atención que gente tan "principal" como Góngora evitará mencionar los pájaros o las aves si podía hablar de "aladas liras" o de "cítaras de pluma" o que precisamente las personas que se tienen por más "delicadas", se empeñen en cambiar un buen taco dicho a tiempo por un "diantre", un jolines, o un ridículo y cursi "me cachis en diez".
Pero si hay una palabra que casi todo el mundo sustituye por otra menos "indecorosa" esa es "retrete".
La palabra retrete que había significado (conforme a su etimología) en los siglos de oro, "habitación apartada donde la dama leía sus billetes de amor o sus oraciones", vino a significar otra estancia que ya olía mal a finales del siglo XIX; los más finos empezaba a utilizar la palabra ambigua "servicios" y los demás "excusado". Aunque la mayoría de estos lugares -en aquella época casi todos públicos- no tuvieran agua se impuso "water closed", de ahí water y más sintéticamente w.c., hasta llegar a los -tan extendidos ahora- iconitos, esas imágenes cada vez más extrañas que se empiezan a convertir en indescifrables gracias a la modernidad y al diseño con que se empeñan en adornarlas, aunque sea a costa de inutilizarlas para la función que se supone deberían de servir: que uno sepa si al otro lado de aquel "original" muñequito va a poder desahogarse a gusto o acabará sometido a las miradas inquisidoras -acompañadas de algún que otro gritito histérico- del sexo contrario, algo que, por mucho empeño que pongas en la urgente tarea, te corta tan espiritual momento.
Y ya no tiene uno la próstata para andar con experimentos.
... agradecer correctamente ya no es un problema desde que existieron los fenicios.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario