Capítulo Tres milésimo quingentésimo nonagésimo quinto: “La manera más fácil para que te engañen es creerse más listo que los demás”.
En esos días en los que uno se siente pequeño, inútil, deprimido o humillado, no está de más recordar que un día ese uno llegó a ser el espermatozoide más veloz y ágil de un numeroso grupo de compañeros que buscaban lo mismo. Ose-asé, el primero que llegó a la meta, el triunfador.
Aunque luego el mismo uno piensa que si llega a saber que el premio es una vida dura en la que hay que madrugar, estudiar, sufrir, trabajar, aguantar celos y berrinches... seguro que le hubiera dado paso a otro espermatozoide.
Porque, reconozcámoslo, demasiadas veces pasa que conoces a gente y te preguntas ¿pero de verdad ese pudo ser el espermatozoide más rápido?
Y es entonces cuando, posiblemente, piensas que los demás espermatozoides eran mucho más listos que tú y que no era casualidad que al verte “ganar” se refirieran a ti como el tonto de los cojones.
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