Por increíble que parezca hay montones de almas en pena cuyo trabajo consiste en garantizar que en los guisantes del bote no se cuele un guisante amarillo o descolorido, algo que parece que a los ricos que compran guisantes demarca no les gusta.
Y por eso, se pasan todo el santo día junto a una cinta transportadora mirando minipelotas verdes y deslomándose para encontrar un guisante dudoso.
¡Y qué no falte!
Eso sí, cobrando una mierda. Y es que hay cosas que no están pagadas ni con todos los guisantes del mundo.
... menda.
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