El cerdo macho -con un pene curvado como un sacacorchos-, eyacula durante mucho tiempo (hasta 30 minutos) un volumen de semen muy considerable: entre 250 y 500 mililitros. Durante ese tiempo la hembra contrae el útero en repetidas ocasiones. Unas contracciones que son molestas, incómodas y hasta dolorosas para las pobres cerdas, pero que resultan imprescindibles ya que ayudan a los espermatozoides a encontrar los óvulos mejor y más rápido.
Y tampoco ellos, por muy verracos que sean, parece que estén muy conformes con el asunto: el cerdo macho acostumbra a dormirse durante el proceso.
Vamos, que lo de que los cerdos -y cerdas- gocen marranamente parece que tiene que ver más con restregarse en una charca de barro que con sus actividades lúbricas.
!La de veces que le habrán llamado a uno guarro sin razón!

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