Tiene una sonrisa que te ablanda y te pide que lo lleves contigo. Está disponible las veinticuatro horas del día, no pone pretextos de ningún tipo cuando se requiere de sus servicios y es discreto, ya que jamás contará nada de lo que hagas con él. Es totalmente sumergible y su motor silencioso ronronea con tres diferentes velocidades para ir conociéndolo poco a poco. Bien manejado siempre garantiza su finalidad, y es incansable a menos que se olvide cargarlo o cambiarle la batería.
Normal que el patitovibrador se venda como churros y su creador, Tony Levine, se hiciera rico con él. Todo ventajas, pero sobre todo... que a nadie le amarga un dulce.
... historias extra-ordinarias
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