No se trataría de prohibir, nada más lejos la intención. Sí, leer a Paulo Cohelho, Javier Marías y Antonio Gala sería legal, como hasta ahora. Pero el intento de hablar de alguno de sus libros por parte de un hombre (presuntamente normal) delante de otro debería acarear un linchamiento inmediato del primero sin que hubiera consecuencia penal alguna para el linchador.
Cada uno es muy libre de torturase como mejor desee, pero hacérselo a los demás es cruel e innecesario. Hay cosas que deben atajarse de raiz.
... recompensa
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