Juguemos a la bolsita de té. Pedir a la pareja que se tumbe sobre la espalda. A continuación se coloca uno sobre ella (sobre la pareja digo, no sobre la espalda) apoyándose sobre las manos y las rodillas y, con delicadeza, meter y sacar las bolsas escrotales (rellenas de sus correspondientes testículos –oseasé huevos) en su boca. Hay una variación: ostras frescas, en inglés oystering, consistente en entumecer las bolas (oseasé huevos) con hielo antes de proceder a ejecutar la bolsita de té.
Es verdad que al final todo se reduce a lo mismo de siempre, sacar y meter, pero en la variación de lo que se saca y se mete está (puede estar) el gusto. Naturalmente, es necesaria cierta confianza para poder practicar la historia con tranquilidad ya que, aunque cierto riesgo no deja de tener su aquel, nunca debemos olvidar que el material a manipular es delicado, muy delicado.
Por probar…
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