A lo que iba, no hace falta cargar siempre contra los pobres logaritmos, que sé que tienen su público y todo. Sin ir más lejos, ¿alguien sabe para qué se empeñaban en que aprendiésemos a hacer el pino?
Vale, sí, posiblemente en ciertas situaciones –al menos se me está ocurriendo una- no hubiera estado mal poner en práctica semejante conocimiento, pero con el tiempo te vas dando cuenta de que la probabilidad de que esa situación se pudiera (o pudiese) producir es aún más difícil que la de tener que aplicar uno de aquellos famosos logaritmos para quitarle la tapa a un yogur con bífidus.
Así no hay manera de estar bien educados.
... acero inoxidable
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