Alguien con apellido de premio literario importante dijo una vez que un cuadro en un museo es, posiblemente, lo que más tonterías del mundo tiene que escuchar.
Pero tal y como está el patio, me da la sensación que las botellas de vino le han arrebatado semejante honor, y que en los tiempos que corren ganan por goleada hasta al más abstracto de los cuadros.
Tanta majadería concentrada cada vez que aparece una botella en una mesa no puede ser buena.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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