Una ruptura siempre es una situación desagradable en la que cualquier cosa que digas lo único que va a hacer es empeorar la situación. Usar la sinceridad no es una buena táctica.
- “Mira, no eres lo suficientemente bueno para mí, pienso que me merezco algo mejor, mucho mejor; además, desde hace un par de años estoy con otro, más guapo, más joven y que está más bueno que tú. Ahí te quedas”.
Mal, muy mal. La sinceridad duele. Es mejor dejar a alguien contándole una mentira, no sé, del tipo: “cariño, de verdad, te quiero mucho, pero tengo que dejarte porque, jope, la tienes demasiado grande”. ¡Eso sí anima! Por muy deprimido que te quedes, por muy destrozado que te deje, siempre te quedará ese punto de moral al que agarrarte para salir del abismo.
Días de (presunto) descanso. Hasta el miércoles pues.
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