Será cosa de la costumbre, pero preferir un sándwich de pan de molde, por muy relleno que esté de buey de kobe, trufa blanca, jamón de Jabugo, pollo negro francés y mayonesa casera (eso sí, con nombre propio - platinum club sandwich- y a 150 euros la pieza) a un bocadillo de calamares de (casi) cualquier bar de barrio (sin nombre y a 1,95 euros) es como preferir un Ferrari a un burro.
Parece que algunos hemos nacido para pobres.
... dejarte en la estacada
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