Sé que es muy feo no ser agradecido a los regalos que le hacen a uno; aunque no sean acertados, hay que agradecer la intención. Eso es lo que me enseñaron de pequeño y es lo que he procurado mantener. Pero empiezo a estar harto de que me regalen cosas inútiles
De todas formas reconozco que nunca he sido fácil. Y cada vez peor. Sirva de disculpa que he llegado a una edad en que tienes todo lo que necesitas -y además necesitas menos que a otras edades- y por eso mismo es más difícil acertar con los regalos. No fumo, no bebo, no sé conducir, no me gustan las plumas (las que escriben) y todavía tengo el móvil que iba a tirar mi sobrino cuando se compró uno con pantallita a color.
Difícil, muy difícil, lo sé, y más cuando a todo el mundo que me pregunta le digo que no se molesten, que el único regalo que me gustaría desenvolver para pasarme la tarde jugando con él, sólo lo venden a escala. Y claro no es lo mismo jugar con bomberos de plástico -por muy pintados a mano que estén- que con los del cuerpo original.
Y ya en cuestiones de mangueras mejor ni hablamos.
... de difunto a ancestro.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario