1175. Lunes, 5 mayo, 2008

Capítulo Milésimo centésimo septuagésimo quinto: “Hakuna matata” (El Rey León, Roger Allers; 1994)

Morirse es caro. Especialmente para quien tiene que pagar la factura, que no suele ser el muerto.

Por eso, hoy lunes -un día adecuado para hablar de estas cosas-, y en la habitual línea práctica de "Tantos hombres y tan poco tiempo", van un par de ideas, (siempre sobradamente probadas y debidamente documentadas), con las que poderse sacar algunos euros extras que ayuden a sobrellevar tan difícil (y costoso) momento. Los duelos con pan son menos.

Si uno no es demasiado escrupuloso para estas cosas lo mejor es usar las técnicas que trabajan (con excelentes resultados) algunas tribus de indios del Orinoco, en Venezuela: cuelgan los cadáveres en una especie de hamaca durante una semana, y con los líquidos que gotean de ellos en el proceso de descomposición, fabricaban un licor que dicen tener propiedades mágicas.

Los venden a precio de oro y se lo quita de las manos.

Si, en cambio, hay alguien con algún reparo a la hora de manipular directamente un fiambre, (el muerto más revoltoso siempre es infinitamente más fácil que el más tranquilo de los vivos... y lo digo por experiencia) tampoco hay que desesperarse. Existe un amplio abanico de artículos con los que podemos hacer negocio y que cuentan, además, con la garantía de llevar comercializándose toda la vida.

En la Edad Media, las ejecuciones de presos eran la fuente de un particular mercado negro; se comerciaba con las sogas de la horca, que se suponía que poseían abundantes virtudes curativas. También con el sebo de los ahorcados, usadas para fabricar velas que, según se creía, podían alumbrar tesoros ocultos; y con la mandrágora, planta considerada la panacea contra todas las enfermedades, que crecía, según creencia popular, al pie de los patíbulos, regado con el semen de los ahorcados tan presente en cualquier ejecución hecha como Dios manda.

Naturalmente y dada la complejidad técnica de encontrar a principios de mayo de 2008 algún ahorcado, sus complementos o alguna de sus secreciones, bastará con "vender" algunos artículos parecidos a los originales usando el convenientemente marketing. Al fin y al cabo si como dicen las estadísticas en España se gastan al año 12 millones de euros en satanismos y magias negras, mal tiene que ponerse la cosa para que algún crédulo no sea capaz de comprarnos un trozo de poto a precio de oro pensando que es una mandrágora regada con los restos del último "homenaje" que se corrió (y nunca mejor dicho) un ahorcado. Digo yo.

... morderse la lengua.

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