Cuando alguien que no cocina piensa en hacerlo se imagina que aquello tiene que ser algo complicado, farragoso, estresante. Pero luego ve alguno los mil y un programas de cocina -hasta un canal solo de eso hay- y se cree que el plato más complicado se prepara en menos tiempo del que se tarda en beberse un vaso de agua después de una sauna.
Y caes en la trampa. Programas de cocina mala cosa, caca. A los de la tele no solo les pagan por hacerlo sino que tienen un montón de ayudantes que les hacen todo el trabajo sucio. A los demás, prepares lo que prepares, (!y cómo salta un huevo frito!) nos quedará la cocina empantanada y hecha un asco. Cocina que después habrá que limpiar, algo que, lo mires por donde lo mires, se hace más pesado que volver a casa después de hacer una compra de más de cincuenta euros en el primark.
Y para acabar, una foto de mi entorno laboral de esta misma mañana. !Pobre martes de principio de semana!

... historias extra-ordinarias.
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