3884. Lunes, 12 abril, 2021

Capítulo tresmilésimo octingentésimo octogésimo cuarto: “Es extraño como nosotros apenas notamos los mejores momentos de nuestras vidas, excepto cuando miramos hacia atrás”. (Joe Abercrombie, 1974, escritor británico)".

En cuestiones de pedos nadie ha podido superar, ni tan siquiera acercarse, a los antiguos griegos Los clásicos soltaban unos pedos prodigiosos, unas ventosidades asesinas, una mezcla extraordinaria de aires refinados y sutiles, parecidos en naturaleza al rayo, capaces de matar al instante.

Lo confirman grandes escritores de la época que describen, grave y pomposamente, que los griegos de pedos mortales soltaban algo parecido a un rayo, con unos gases atroces en grado sumo y tan inflamables y deletéreos, que con una sola explosión podían matar a un hombre, cosa que, en efecto, sucedía y que conocemos gracias a estrofas tan conmovedoras como esta:

“En una ocasión el valiente Áyax, hijo del gran Telamón, soltó un pedo mortífero con que mató a Agamenón” Y de una forma mucho más limpia y ecológica que las bombas nucleares esas. ¡Dónde va a parar!



... perlas.

Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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