3757. Jueves, 10 septiembre, 2020

Capítulo tres milésimo sexcentésimo septuagésimo séptimo: “Si una de cada cinco personas es china, tiene que haber escondida una en un montón de casas, seguro".

Dos polacos inauguraron en Cullera (con su montaña tipo Hollywood incluida) un bar en el que los clientes que estuvieran estresados, pudieran insultar a los camareros para desahogarse. Si el insulto era lo suficientemente original, regalaban una ración de bravas.

Aparte del universotelecinco -que en esas cuestiones de humillar y dejarse humillar pagando, es experta- y algún gracioso poco original, la idea no triunfó y tuvieron que cerrar.

Normal. Para insultar por insultar ya está el universotwiter, y si es para desahogarse de algo que acaba de pasar, nada como soltar las cosas a la cara, sin cortarse.

Porque una buena discusión es como decir un taco Si se te machacas un dedo con una puerta exponer ¡Cáspita qué daño!, no es ni parecido a un rotundo “Joder con la puta puerta de los cojones”.

Con las discusiones (al menos con las “sanas”) pasa lo mismo si uno se pone, lo lógico es, en el fragor de la batalla, decir aquello que sabes que va a molestar al otro, perder las formas y “comentar” con toda la mala leche todo lo que a uno se le ocurra.

Las cosas bien hechas, bien parecen.

Al fin y al cabo, casarse con un matemático no le había traído más que problemas.


... señales de humo

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