De vuelta. Y aunque empiezo en modo ahorro de energía compruebo que en la nueva normalidad trabajar sigue siendo el mismo coñazo.
La culpa es, como buena personahumana que soy, de los demás. Porque servidor intenta controlar sus ataques de mal humor, pero la gente que tiene alrededor no colabora.
Claro que tampoco es para tanto. Al fin y al cabo que en un mundo de casi ochomilmillones de almas solo me caigan mal unas cuantas docenas de ellas desmiente tajantemente que esté enfadado con la humanidad.
Lo que es raro es que con tanta gente, me toque tanto gilipollas tan cerca. Ya es mala suerte.
Y por cierto, ¿qué habrá sido de toda esa gente que mandé a la mierda? ¿Habrán llegado?
... cine de propaganda
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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