Así, haciendo cálculos por encima (grosso modo que dicen los pedantes), ya ha hecho más de 11.000 días (que se dice pronto) desde que tuve que aprender (es un decir) aquello tan críptico (oseasé, oscuro, enigmático, incomprensible, ininteligible, indescifrable) que se llamaban logaritmos neperianos, y que tanta tanta y tanta guerra me dieron porque, por su vital importancia para nuestra vida futura, iban a caer en el examen sí o sí.
Y aquí sigo, esperando la oportunidad de poder usarlos en algún momento.
Claro, que primero tendría que saber qué coño son.
... cobalto.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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