Se trata de mirar a los ojos a alguien mientras habla y repetir en la cabeza las últimas tres palabras que diga. En cuanto pare de hablar decírselas en voz alta asintiendo muy seguro. Se pensará que lo estás escuchando atentamente aunque lo único en lo que estés pensando sea en calmar a ese mono batiendo platillos de tu cabeza.
Lo mismo vale para un roto que para un descosido, lo mismo vale para una comida familiar (!!!otra!!!) que -sobre todo- para una reunión (!!!otra!!!) con los jefes.
A practicar, que se avecina una semana complicada.

... pelirrojos.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario