3549. Miércoles, 31 julio, 2019

Capítulo Tres milésimo quingentésimo cuadragésimo noveno: “Ojala que inventen un forro bipolar, para esos días que no sabes si hace frío o calor”.

Es hijo de exiliados y hasta los 27 años, por la dictadura, no pudo volver a España. A pasado de los setenta, tiene una salud muy delicada, se mueve con mucha dificultad y hace unos meses le dejaron sin una parte del pulmón. A pesar de lo gratificante que le resultaba su trabajo y por más intentos de seguir en él, le han obligado a jubilarse. Con su mujer, que es inmigrante y con la que apenas se habla desde hace un montón de años, ha tenido tres hijos, pero de los tres sólo trabaja una, la del medio, aunque apenas cobra nada. La mayor está divorciada y su yerno, enfermo y con ciertos malos hábitos, la ha dejado con dos hijos adolescentes. Su hermana tampoco ha tenido suerte, a su marido lo han metido en la cárcel, en la que lleva una temporada, por lo que todos ellos, incluidos sus nietos, viven de su pensión. El hijo pequeño (al que ha tenido que enchufar en su mismo trabajo) todavía no se ha ido de casa (ni se le espera) y además se ha casado con una divorciada que ha metido en el domicilio familiar; una nuera que antes trabajaba, pero que desde que se casó no ha vuelto a tener una triste nómina, a pesar de tener dos hijas, que también viven bajo su techo.

Luego dirán que ser rey es un chollo. Que se lo digan al susodicho.


... islam.

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