3508. Martes, 30 abril, 2019

Capítulo Tresmilésimo quingentésimo noveno: “Cuanto más te disfraces más te parecerás a ti mismo”. (José Saramago, 1922 – 2010; escritor portugués).

Ya me parecía a mi bueno (y sobre todo baratito) disfrazarse de huevo frito, basta una sábana vieja y un casco amarillo para improvisarlo con el añadido de que alguien pueda tener el capricho de mojar en él (oseasé en ti) y eso siempre tiene su morbo, pero resulta que hay disfraces mucho más simples y prácticos.

Unejemploporejemplo, desnudarte, meterte un palo por el culo y decir que eres un magnum de chocolate blanco, dando la opción además de que si alguien quiere chuparte, pues que lo haga.

Y ya sé que el magnum de verdad es negro, (que también pueden usar la idea de meterse el palo por el culo y presumir de ser los originales), pero es que ellos lo tienen más fácil, basta con que se pongan un cinturón blanco para disfrazarse de oreos. Qué bien buenos que están. Y las galletas también.

O algo menos incómodo (que hay gente a la que le metan cosas por el culo les pone muy nerviosos), simplemente recortar unos círculos de cartulina negra, pegártelos al cuerpo (al que antes le habrás quitado toda la ropa para darle un realismo extremo) y decir que vas de ficha de dominó.

Un disfraz con el que, además, puedes ser profundo y mandar mensajes subliminales que algunos seguro que captan, con elegir como figura el pitodoble pues…

Yyyyyyyyy, ¡puente! Hasta el lunes pues.


... historias extra-ordinarias.

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