Hay cosas que siempre nos hacen reír, pero solo si les pasan a los demás. Como pillar ladillas, salir del retrete con papeldeculo pegado al zapato, que imiten a algún conocido, las eternas caídas de culo, los nombres ridículos, o que alguien se confunda de destinatario al mandar un mensaje guarro de whatsapp.
Y los pedos. Algo tan habitual en todas las personashumanas pero que resultan tan distintos si es uno el que se los tira o son los demás los que lo hacen. Aunque aquí entran más factores a considerar. Por ejemplo el sitio, que un pedo de un extraño del retrete de al lado -tabique por medio- es gracioso, pero un pedo del que está meando justo al lado es algo más asqueroso. Aunque sea el mismo pedo. O las propias características intrínsecas del susodicho pedo, que uno sonoro siempre será mejor que uno apestoso, a no ser que el apestoso te lo hayas tirado tú, con lo que la cosa cambia completamente.
Desde luego, pocos asuntos tienen tantos matices, vertientes, ramificaciones y/o aristas como el inquietante mundo de las flatulencias.
... fabricando carbón.
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