Capítulo Dosmilésimo noningentésimo trigésimo octavo: “Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos”. (Proverbio indio).
En la puerta de un museo / una o dos horas pasaba / en perenne jubileo / Anacleto cada día / meditando en su teoría / sobre lo bello y lo feo. Más, por más que meditaba / nunca Anacleto lograba / sacarle filosofía. Estaba el pobre Anacleto / recogido y recoleto / contemplando con ternura / la momia de un esqueleto / cuando viendo su figura / en su inconsciencia decía… / si así se queda en su día / lo que ayer fue una hermosura / ¡cómo quedará / deseo saber / cuando muera un feo.
Ni viejapos, ni viefeos, ni fofisanos, ni chorradas semejantes… los que creamos tendencia y triunfamos de verdad somos los feapos... feos, sí, pero guapos.
... roncar.
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