Nos bajan el sueldo, nos congelan las pensiones, nos suben los impuestos… bueno, ¡venga!, ¡bah!.. todo sea por arrimar el hombro y poder salir de la crisis. Lo aceptamos a regañadientes (son lentejas) porque tiene su lógica… pero sacarse de la manga un día más de trabajo con la estúpida disculpa de si la Tierra va más o menos deprisa es inaceptable.
El año pasado no trabajamos un 29 de febrero, el año que viene no trabajaremos un 29 de febrero, y este año no pienso trabajar este 29 de febrero. Aunque, por imperativo legal, lo pueda parecer. Hoy de brazos caídos. Ya está bien, que no tienen límite cuando se ponen a tomarnos el pelo.
... día de perros.
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