Sabemos, porque nos lo están diciendo continuamente la gente que sabe de estas cosas -esa gente que nos ilumina y nos enseña el camino a seguir en la vida-, que pensar, así en general, no es bueno.
Pero hay especialmente algunas cosas que piensas y que al acabar de pensarlas te arrepientes, y mucho, de haber empezado a pensarlas por las consecuencias que a partir de ese momento por haberlas pensado van a tener en tu existencia. Como pensar que el queso roquefort, en realidad, no es más que queso podrido y caducado que si no se llamase así no se lo podrías ni al perro. Nunca más vuelves a mirar al roquefort con los mismos ojos.
Hagamos caso a los sabios que nos dirigen: pensar no es bueno y las consecuencias de hacerlo, como en este caso, pueden ser catastróficas.
... hienas.
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