Cuando uno habla del precio del café, podría decir muchas cosas. Un clásico es quejarse del recargo entre lo que (les) cuesta y lo que (nos) cobran.
Es verdad que considerar el coste del café en grano como el principal coste de un café con leche sería injusto. El precio debe incluir el espacio físico (incluido el alquiler) el sueldo del personal, la vajilla, los impuestos, la limpieza y todos los gastos corrientes de un bar. Pero hagamos la cuenta: una taza lleva de siete a ocho gramos de café. Exageremos, pongamos 10 gramos. Esto nos da que un kilo de café alcanza para preparar 100 cafés. El coste de un café de buena calidad a precio de mayorista no llega a seis euros el kilo, el precio al que lo venden en cualquier bar -sin irse a mucho lujo- es de 1,20 la taza. El margen que les queda… ahí queda.
Claro, que a lo mejor lo que incrementa tanto el precio es el agua… ¡será por justificaciones!
Menos mal que Anamen nos invita que si no.
... jeroglífico
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