La expresión “tener mala leche” procede de la antigua creencia de que la leche materna influía decisivamente en la futura personalidad de los pequeños. San Agustín, por ejemplo, recomendaba que los bebés cristianos no fueran amamantados por amas paganas o que sus madres se atuvieran a las consecuencias cuando sus hijos fueran mayores.
Visto como está el patio de los adultos hoy, y teniendo en cuenta que la mayoría de los entonces niños se criaron a los pechos del Pelargón o del Anfimón, parece claro que San Agustín tenía razón.. y que aquellas leches no estaban precisamente muy católicas. Así nos va.
Otro lunes para el cuerpo. !Y que no falte!
... Blancanieves.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario