Desolado, abrumado, aturdido, desamparado, indefenso, abobado, incompetente, desabrigado, noqueado, atolondrado, desheredado, baldío, absorto, estéril, angustiado, fatigado, saturado, inútil, inerme, meditabundo, desfallecido, extenuado, abandonado, alelado, estúpido, desmantelado, desganado, fastidiado, apático, abstraído, impotente, incapacitado, inepto, agilipollado, atontado, agobiado, cansado, molesto... La lista de adjetivos que pueden definir el estado de ánimo de cualquier lunes a estas horas suelen ser interminables. Y hay ciertos lunes en que más.
Ayer cumplí años, y aunque envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo (que decía el otro), me acuerdo de mi abuela y uno de sus sesudos refranes diciendo: "mocedad viciosa, vejez penosa", y sólo se me ocurre pensar lo muuuuuuuuuy penoso que empiezo a ser ya. Y es que uno, de viciosidad, sabe un rato.
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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