La madurez, esa edad que suele tener como seña de identidad la moderación, no ha atemperado mis ganas de viajar, una actividad que, además de lo que supone de aventura personal y de cambio en la visión prefabricada del mundo, forma parte de un proyecto mucho más amplio, el de conocer y, sobre todo, el de aprender. Me marcho unos días al Canadá. La intención es volver -alvivoyaldirecto- el 20 de julio. Con el piloto automático puesto (espero), hasta entonces.
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