Así, si la cosa había sido un simple despiste que pasara a mayores, el único cambio que notaría sería un enrojecimiento de su nariz. Si el individuo persistiera en su actitud y siguiera por el camino del vicio y la perdición de la promiscuidad, padecería gota. En un siguiente paso le saldría chepa. Y ya, a los más viciosos, se les provocaría una alopecia irreversible.
Visto el número de personas calvas –sobre todo en comparación con la de chepudos o gotosos-, parece claro que son son pocos los que han sabido parar a tiempo.
... risa sardónica
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario