Las personas responsables de codificar y descodificar la información eran conocidos con el nombre de quipucamayoqs (“hacedores de nudos”), y había equipos de mensajeros que transportaban raudos los quipus de una ciudad a otra, llegando a cubrir hasta 240 kilómetros en un día. El color, el tipo de nudo y su ubicación en la cuerda eran factores significativos en la interpretación de los mensajes. Por ejemplo, el rojo se refería al ejército y el blanco indicaba paz.
Sólo un puñado de quipus sobrevivieron a la conquista española, pues los sacerdotes católicos los consideraban obra del demonio.
Mira que me ha recordado a mí esta historia de los quipucamayoqs a la de los actuales curritos que se dedican a la informática. Salvo por el final... Por ahora.
... demasiado frío para nevar
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