Y es que, una vez que se han decidido a intercambiar fluidos, ambos se fijan entre sí mediante una pinza que el macho tiene al final de su abdomen y con la que sujeta a la hembra por la base de la cabeza. La falsa cópula, la entrega de la bolsa por parte de él a ella, se produce en el momento justo en que los cuerpos de los dos insectos, que están volando, se curvan formando un corazón.
Desde luego la cosa no puede ser más insulsa ... pero hay que reconocer que la casualidad no deja de tener su encanto. El lunes, más.
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