Capítulo Noningentésimo septuagésimo tercero: "Por muy exitosos que sean tus logros o por muy fatales que sean tus fracasos, recuerda: hay millones de chinos en el mundo a los que les importa un carajo" (Francisco Rubio, 43 años, sexador de pollos)
Miedo. Me empieza a entrar miedo con esto de la tecnología. Ya no respetan ni los lugares más "sagrados" de la persona. Al último grito en diseño e innovación en cuestión de retretes, se ha sumado la más moderna técnica ¿Resultado? que ya están empezando a "hablar".
El primero con voz lo acaban de instalar en el centro cultural "De baile" en Ámsterdam y, mediante un complicado sistema de sensores, es capaz de realizar "sugerencias" a los usuarios según su comportamiento a la hora de hacer sus "necesidades".
Por ejemplo, es capaz de abroncar con todas sus fuerzas a quien mea fuera de la taza advirtiéndole, muy seriamente, de lo guarro que queda hacerlo. Además, y en una función muy educativa, "anima" a que todos los que lo usen a lavarse las manos al acabar.
Y es sólo el principio. Según se vayan perfeccionando supongo que el susodicho retrete podrá dar "gritos" de apoyo a los pobres estreñidos -¡"vengaaa compañero, que tu puedes"!, cuando estén en plena faena, algo que siempre les confortará un poco de sus esfuerzos, o lo que sí me parece a mí que puede ser más atractivo: susurrar palabras de esas que "animan", a la hora de practicar ciertos placeres solitarios. Que levante la mano quien no los haya disfrutado alguna que otra vez.
Desde luego ya nada volverá a ser igual en esa sala de meditación, recogimiento y concentración que hasta ahora ha sido el retrete.

... ninfomanía monárquica
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
El primero con voz lo acaban de instalar en el centro cultural "De baile" en Ámsterdam y, mediante un complicado sistema de sensores, es capaz de realizar "sugerencias" a los usuarios según su comportamiento a la hora de hacer sus "necesidades".
Por ejemplo, es capaz de abroncar con todas sus fuerzas a quien mea fuera de la taza advirtiéndole, muy seriamente, de lo guarro que queda hacerlo. Además, y en una función muy educativa, "anima" a que todos los que lo usen a lavarse las manos al acabar.
Y es sólo el principio. Según se vayan perfeccionando supongo que el susodicho retrete podrá dar "gritos" de apoyo a los pobres estreñidos -¡"vengaaa compañero, que tu puedes"!, cuando estén en plena faena, algo que siempre les confortará un poco de sus esfuerzos, o lo que sí me parece a mí que puede ser más atractivo: susurrar palabras de esas que "animan", a la hora de practicar ciertos placeres solitarios. Que levante la mano quien no los haya disfrutado alguna que otra vez.
Desde luego ya nada volverá a ser igual en esa sala de meditación, recogimiento y concentración que hasta ahora ha sido el retrete.
... ninfomanía monárquica
Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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