3437. Lunes, 14 enero, 2019

Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo trigésimo séptimo: “Contemplar cómo los demás trabajan es una manera muy sana de amar el trabajo”. (Noel Clarasó, 1899 - 1985; escritor español).

Enrique VIII, siempre tan innovador él, creó un puesto en palacio cuya función era desvestir al monarca y ayudarlo a defecar. El gentilhombre del escusado, que así se llamaba el laborioso funcionario, tenía que estar siempre a disposición del rey, bien fuera en sus cagadas diarias o por si en cualquier momento le entraba un real apretón.

El puesto se hizo tan imprescindible (evidentemente normal) que alguno de sus sucesores, como Jorge III de Inglaterra, llegó a tener hasta 9 ayudantes a la vez para que le asistieran en sus necesidades ya que por sus horarios muy poco regulares y, sobre todo, las prisas con las que se acostumbraba a producir el evento, siempre tenía que tener un par de geltilhombres (mínimo) muy cerca.

Es verdad que si uno puede echarse la gasolina solo, también puede bajarse los pantalones solo, pero después no nos deberíamos de quejar de que hay mucho paro. Se empeñan en suprimir trabajos que son evidentemente indispensables y luego pasa lo que pasa.


... champán.

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