Sacarla, enrollarla, besar (comodiosmanda), cantar (intentarcantar) o hablar son cosas que no podríamos hacer sin lengua, el músculo (en realidad un conjunto de ocho músculos) más atlético del cuerpo humano.
Y ahí es donde (otra vez más) la naturaleza no se ha esforzado mucho. Cualquier otro músculo de cualquier cuerpo duele después de un rato de forzarlo, pero precisamente con este no pasa. A nadie le ha dolido la lengua por hablar de más, ni ha tenido agujetas al día siguiente por haber sido una cotorra.
Y teniendo en cuenta que algunos coñazos hablan por los codos y que no son capaces de callarse ni debajo del agua, aquí la naturaleza no ha estado muy sembrada, no. Y los demás a sufrir.
... pulpos de camuflaje.
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